estos días olímpicos son siempre muy largos. de nuevo empezó en viernes, de vuelta temprano en San Luis para arreglar la crisis de las copias de exámenes. en realidad no había tal crisis, pues Germán tenía todo bajo control. hicimos paquetes, comimos en casa, repartimos. a las cinco pasé por Lalo Valles quien nos acompañaría más o menos. quedé de pasar a las cinco también por Carlos en su casa, pero los Zubieta tienen otra zona horaria. llegamos a recoger a Muñeca a las seis y veinte minutos, cargamos gasolina y partimos. la carretera sin muchos contratiempos, ni muy cargada ni muy poco; llega un punto en que sospecho soy el único despierto y mis pequeñas bocinas portátiles no hacen mucha plática. llegamos a Valles y nos perdimos un poco pero a eso de las diez de la noche estábamos en casa de Noé, sin Noé. nos recibió su familia para pasar la noche y nos dieron mole con pollo de cenar.
la noche fue corta, yo me fui a dormir temprano porque estaba cansado por el viaje aunque su hermana menor iba y me hacía plática mientras se pegaba con la litera; estoy seguro dormí sólo en lapsos de medias horas. hubiera deseado dormir desnudo en la calle por el calor que se sentía, pero qué clase de huésped sería. a las cinco y media estábamos todos despiertos menos Carlos, el único que tenía que estarlo. a las siete y media salimos -sin tomar el café que nos habían preparado- a la central. en el mundo tan cambiante en el que vivimos, me da cierta tranquilidad que los huevos revueltos con jamón de la fonda enfrente de la central sigan siendo tan perfectos. a las ocho y media estaba en el plantel cero seis del colegio de bachilleres, listo para la ceremonia. nos tenían una hermosa manta de bienvenida y me informaban que esperaban les regalara unas palabras. yo escogí: mitocondria, malvavisco y refrigerador. si no me conocieran en aquellos rumbos como el Dr. en Matemáticas Eugenio Flores, seguro me daban un zape. abrí mi discurso de la única manera que sé hacerlo, como me enseñó mi mentor, el también doctor Leopoldo García Peláez:
agradezco muchísimo la presencia de nuestras autoridades educativas, pero más que nada estoy sumamente agradecido por la presencia de ustedes, alumnos y padres de familia, porque piénsenlo, si no vienen ustedes, no viene nadie.
estoy seguro he empezado así cada intervención que tengo en ese pequeño auditorio y es la primera vez que se ríen de mi chiste. me presentan como doctor en matemáticas y los profesores que ya me tienen cierta confianza me cotorrean. si supieran cómo me dicen en la escuela...
los únicos doctores en matemáticas aquí presentes son ustedes, que vienen aquí a resolverle algunos de sus problemas. hoy en la entrada nos tenían una muy bonita manta en la entrada y me hace muy feliz por tres razones: primero, porque es la primera manta que nos hacen en la historia; segundo, porque me recuerda cuánto trabaja esta sede y toda la importancia que le da a la Olimpiada; y tercero, porque las palabras elegidas son perfectas: Bienvenidos a la Olimpiada de Matemáticas. ustedes ya presentaron un examen que los acredita como los mejores de sus escuelas; hoy buscan ser los mejores de la región. el camino que emprenden hoy en la Olimpiada no será ni corto ni fácil, ni para ustedes, ni para sus papás, ni para sus profesores, pero les aseguro que cada paso que den estará lleno de satisfacciones, retos y nuevos amigos. mucho éxito para todos.
y después lo complicado. teníamos doscientos cincuenta inscritos, llevaba doscientas setenta y cinco exámenes y se presentaron trescientos seis alumnos. no había copiadoras en la escuela y la señora de la cooperativa de afuera las sacaba con pasmosa lentitud. anduve de un lado para otro, con los cuarenta y tres grados a la sombra a cuestas -se imaginan, quizás, el estado de mi ropa-, buscando copias. además, las que ya llevábamos no se leían claras; en algunos salones simplemente leímos el examen en voz alta. me entrevistaron para Pulso y Tv Valles. más o menos tendenciosa, todas las pregntas pedían mi opinión sobre el nivel de matemáticas de las escuelas, la calidad de los profesores, el modelo educativo y espero haberlas esquivado con éxito. para Tv Valles mucho más complicado:
TvV: ¿es verdad que los alumnos de escuelas rurales o indígenas son mucho mejores en matemáticas que aquellos de la ciudad o es una gran falacia?
yo: la verdad me pide una generalizacíon que no puedo hacer, no tengo la información ni los datos ni he tratado con alumnos en un aula; por lo que sé del concurso, todos le echan muchas ganas.
TvV: ¿cuánto tiempo lleva trabajando en la Olimpiada?
yo: mmm... tengo... este es mi noveno año ya.
TvV: ¿y en nueve años no tienen estadísticas? ¿no tienen datos? ¿me está diciendo que nada más aplican exámenes así para ver qué y ya?
me reí mucho y di por concluida la entrevista. mi papá me prometió enseñarme a torearlos de mejor manera. para entonces ya eran pasadas las once de la mañana y ya estaban todos haciendo exámen; los de primaria acabaron rápido diciendo Estaba muy fácil, que lo dudo, pero me hace feliz porque me molesta mucho tener que aceptar frente a sus padres y profesores que el examen está muy por encima de su nivel. platiqué con algunos profes que ya conozco y me conocen, tratando de idear nuevos proyectos; la gente huasteca es muy cálida, muy trabajadora y siempre han mostrado muchísimo entusiasmo. algunos preguntan mi opinión sobre varios temas, que parece más buscan sólo confirmación de sus propias opiniones: me enteré de que el nuevo modelo didáctico-pedagógico sobre las matemáticas involucra resolver todo en equipo y eliminar los exámenes a favor de trabajos en equipo. la opinión reinante, que comparto, es que es ridículo, sin embargo, me dicen, se empieza a aplicar ya en preparatorias, secundarias, primarias y hasta universidades -no me molestaría hacer mis tareas y exámenes en equipo, yo podría aportar el buen humor.
durante el examen, estoy en constante comunicación con mis compañeros en las otras sedes. yo les aviso sobre posibles soluciones a los problemas que se presentaron en mi sede, por si les sirven -usar algunas copias para traducir problemas ilegibles, leer en voz alta, etcétera. mandamos mensajes como: "Matehuas inició nueve diez, todo en orden" y yo siempre termino con "Valles se despide del aire, un placer volar con ustedes". todo acabó normal, tengo todos los exámenes en mi poder y anduve más simpático que nunca con la gente, repartiendo sonrisas y autógrafos aquí y allá. salí del cobach rumbo a bodega aurrerá donde compré una camiseta, unos calcetines y un desodorante y procedí a cambiarme en el baño de la tienda: no tienen una idea de lo fresco que me sentí entonces. lo que me faltaba era esperar a que regresaran los demás y lo hice en la misma fonda. alcanzamos a ver el primer tiempo del México v. Paraguay y tardamos un poco más de lo que quisiéramos por algo que le iban a llevar y no le llevaban a Carlos. cargamos gasolina, compré unos panditas, y de vuelta; siempre se me ha hecho más pesado el camino de regreso, aunque más corto.