cuando mi papá pasó a mi cuarto a recordarme que ya eran las cuatro de la mañana yo ya había apagado mi alarma dos veces. mi día empezó más o menos a las ocho antes meridiano del viernes y el sueño de doce a cuatro fue más bien una siesta después de clase, de viaje y de dar clase. a las cuatro diecisiete minutos apreté el botón para reiniciar el contador de kilómetros del carro, listo para emprender el viaje. la verdad es que no me dio sueño en la primer parte del viaje, incluso con el recorrido de san diego de la unión a dolores hidalgo cuna de la independencia nacional que tuve que hacer detrás de un trailer con exceso de dimensiones que ocupaba ambos carriles. después, la luna. ¿alguien más vio la luna? hermosa, gigante, ocupaba según mis cuentas, tres cuartas partes del cielo al rededor de las seis y media, cuando se puso detrás de la sierra. conforme crecía y me cuidaba desde arriba fue bajando y anaranjándose más y más. no sé si hoy noche vulva a verse tan hermosa pero eso esperaré. si a las tres de la tarde el olor que despide el tiradero municipal de dolores es insoportable debido al calor, la verdad es que a las seis de la mañana huele bastante peor, pero no lo describiré aquí. llegué a casa de Saraí al quince para las siete y como no contestó mi primera llamada, pensé que se había quedado dormida. sin embargo, no me sorprendió verla muy bañadita cuando me abrió la puerta. tuve que ir a su casa porque ella tenía mi sobre con instrucciones que resultó ser bastante innecesario y que no podía aventar debajo de la puerta de mi casa por miedo de que se lo comiera el conejo como ha hecho con todo lo que está a su alcance. de todos modos tenía que pasar por la caseta de guanajuato so pena de no tener ninguna compensación de gastos. caseta, carretera, caseta, carretera. todas las carreteras que van al sur de guanajuato la verdad es que me confunden bastante, cuando se bifurca de un lado dice Celaya y Salamanca para acá y del otro dice Salamanca y Celaya para acá. me parece raro que Salamanca sea el punto de referencia por esos rumbos pues siempre la he imaginado como una ciudad desierta: para mí, Salamanca son esas ruinas en llamas que se ven a la orilla del camino. llegué al instituto yurirense sin contratiempos, justo para comprobar lo absolutamente innecesario que resultó despertarme a las cuatro pues llegué una hora antes. fui a desayunar una torta y un licuado frente a la escuela y descubrí que la gente por allá dice "chico". la sede estaba decentemente bien organizada, de una manera que uno aprende después a no tomar muy en serio, pero eficiente. fueron cuarenta y ocho alumnos a presentar el examen que me pareció bastante elevado, todos ellos de la escuela sede. según mi propio PREP, tres personas tienen cinco aciertos y la mitad no tiene ninguno. casi el sesenta por ciento de los aplicantes eran mujeres; juzgando sólo por las alumnas de esta escuela privada, yo diría que en Yuriria las niñas son bonitas. quisiera volver con más calma a disfrutar de la laguna. durante el examen mi papá y hermana me ayudaron a resolver la crisis de los boletos de avión de Mérida -estúpida onmaps. el último alumno entregó pocos minutos después de las doce, nos despedimos todos y partí a cargar gasolina; espero no rechacen mi factura de gasolina por ser de treinta pesos más. la carretera Salamanca - Morelia es sumamente cara, pero es de las mejores y más eficientes que conozco. dos minutos después de la hora máxima para entregar el examen, estaba cruzando la caseta de Guanajuato de nuevo. aunque tengo toda la actitud de ponerme a trabajar en la tesis, pues he esperado varios meses por este fin de semana para terminarla, la verdad es que empieza a darme puerco por la comida y probablemente terminaré tomando una siesta.
deberíamos ir a Yuriria a hacer un pic-nic.
