alguna vez, ya hace algunos años, yo tuve algunos ahorros. desde que los invertí por vez primera hasta hoy, he intentado al menos otra vez de volver a empezarlos con poco éxito. la verdad es que gasto dinero de manera muy estúpida y tengo mucho de mi dinero invertido -por ejemplo- en dvd's de los simpsons y sólo espero el momento indicado para vender. tengo una enorme cantidad invertida en libros con los que podría cubrir una pared digamos grande y he invertido una buena cantidad en estéreos y cristales para auto, en refacciones y tenencias atrasadas y en litros y litros de gasolina. pero para ser enteramente sincero, la mayoría de mis ahorros se ha ido en ayudar a gente a pagar sus deudas. deudas que puede ser la renta de varios meses como don Ramón, cuentas médicas, cuentas financieras y abogados o básicamente cualquier cosa. gente que yo considero o consideraba cercana. no soy, obviamente, un gran inversionista, pero he aprendido una cosa: es una pésima inversión prestarle dinero a gente que debe dinero. no lo va a pagar. para el banco es excelente, porque el que no paga tiene que entregar la casa o simplemente no pagar no es una opción y los intereses hacen que nunca terminen de pagar. con los amigos no es así. imagino que para la mayoría de estas personas, pagarme no es una prioridad; es una deuda monetaria más no una deuda de honor. imagino probable que ya se les haya olvidado incluso: estaba tan dispuesto a prestarlo y lo hice tan de buena gana que a lo mejor creen que no lo necesito, que me sobra. los escucho con otros planes: el enganche para una casa propia, para un auto usado, para unas vacaciones; o simplemente ya no los escucho porque no contestan mis llamadas. hoy con ese dinero podría hacer muchas cosas y no las puedo hacer porque traté de ser una buena persona, por poner a mis cercanos en problemas por delante de mí. aunque poco me había faltado hasta hoy, la verdad es que no veo el día en que esta buena acción pueda regresárseme de buen karma como tampoco veo el día en que la mayoría de este dinero pueda regresárseme en efectivo; quizás fue un préstamo para balancear mis cuentas con el universo y la buena vibra con la que estaba tan en deuda. la triste verdad es que esa gente difícilmente va a poder ver por mí de la misma manera en que yo vi por ellos. pero esta es, en el gran orden de las cosas, la última de las razones por las que la vida no es justa.