hoy hace tres años falleció Juan Gabriel, el Divo de Juárez. es más que nada una coincidencia; no me había propuesto escribir algo por la fecha en particular. lo que ocurre es que la respuesta que dio a una de las preguntas en una entrevista en 2002 se ha quedado conmigo por varios años ya.
hace casi cinco años publiqué sobre un problema de guardarropa. eso llevaba tiempo conmigo y ya para entonces había pasado a escribir acá con muy poca regularidad. las palabras que decidí fueron una especie de salida del clóset, si es que eso tuviera sentido aquí; fue una manera de compartir de manera pública los resultados de los que para entonces eran ya un par de años de reflexión, descubrimiento y reconstrucción de mi identidad.
en realidad, la entrada rodeaba algunas teorías y explicaciones que intentaban justificar lo que yo sentía para yo poder sentir que era válido. he leído tantos libros y artículos del tema que en serio podría pasar un examen para recibir mi credencial. no sé cuántas personas trans y no-binarias allá afuera puedan reconocer la internet como ese lugar que les permitió ir encontrando las cosas que hacían clic, encontrar que otras personas sentían lo mismo y que habían decidido hacer algo, vivir de otra manera.
desde entonces he vivido bastante abiertamente bajo la premisa de Lo que se ve no se pregunta, joven. quienes conviven conmigo cotidianamente en redes sociales han sido bombardeados con imágenes de mi carota en primer plano una y otra vez, mostrando una leve mejoría en mi delineado y uso de accesorios; mi presencia virtual es completamente femenina aunque en general he renunciado a los adjetivos y participios cargados de género en favor de expresiones que le dan la vuelta (no estoy cansado ni cansada, sucede que estoy sintiendo mucho cansancio). depende de su ojo clínico para la ropa y sentido de moda, quizás hayan notado que todo mi guardarropa -con excepción de los tenis y playeras con caricaturas- fue comprado en la sección de mujeres. hasta mi ropa deportiva, pues.
he conseguido lo que deseaba entonces: que sea visto como una parte normal de la persona que soy. y es que ha pasado tiempo. luego, no me queda claro (en lugar de "no estoy seguro o segura", ¿ven?) si debo alguna explicación o actualización, pero acá va.
esta es una foto de noviembre de 2014, seguida de una foto de agosto 2019:
en realidad, la entrada rodeaba algunas teorías y explicaciones que intentaban justificar lo que yo sentía para yo poder sentir que era válido. he leído tantos libros y artículos del tema que en serio podría pasar un examen para recibir mi credencial. no sé cuántas personas trans y no-binarias allá afuera puedan reconocer la internet como ese lugar que les permitió ir encontrando las cosas que hacían clic, encontrar que otras personas sentían lo mismo y que habían decidido hacer algo, vivir de otra manera.
desde entonces he vivido bastante abiertamente bajo la premisa de Lo que se ve no se pregunta, joven. quienes conviven conmigo cotidianamente en redes sociales han sido bombardeados con imágenes de mi carota en primer plano una y otra vez, mostrando una leve mejoría en mi delineado y uso de accesorios; mi presencia virtual es completamente femenina aunque en general he renunciado a los adjetivos y participios cargados de género en favor de expresiones que le dan la vuelta (no estoy cansado ni cansada, sucede que estoy sintiendo mucho cansancio). depende de su ojo clínico para la ropa y sentido de moda, quizás hayan notado que todo mi guardarropa -con excepción de los tenis y playeras con caricaturas- fue comprado en la sección de mujeres. hasta mi ropa deportiva, pues.
he conseguido lo que deseaba entonces: que sea visto como una parte normal de la persona que soy. y es que ha pasado tiempo. luego, no me queda claro (en lugar de "no estoy seguro o segura", ¿ven?) si debo alguna explicación o actualización, pero acá va.
esta es una foto de noviembre de 2014, seguida de una foto de agosto 2019:
de modo que he cambiado un poco. (fue un viajesote ver todas mis fotos de instagram de los últimos años; nada recomendado.) es muy visible en los casi veinte kilos de diferencia -que en realidad había perdido para el verano 2015, pero volví a recuperar para diciembre 2017 y voy camino a perder nuevamente- y el cabello, al menos. (me lo he cortado masomenos seis veces desde entonces.) además tengo las orejas perforadas desde hace casi dos años y ahora puedo usar aretes.
quizá también, si miras de otra manera, puedas ver que la mayor diferencia entre las fotos está en cosas de cierto modo no visibles: parezco tener una idea de lo que estoy haciendo en la segunda. la confianza que he ganado en estos años viene acompañada de algo de tranquilidad y de eso que le llaman felicidad.
si miran todavía más de cerca con verdadero ojo clínico, quizás vean cambios más profundos donde a lo mejor no sea tan clara la razón o manera en que ocurren. de hecho es un simple: hormonas. (bueno, hormonas y bajar de peso.)
esta es la parte que creo que no he mencionado, esperando, de nuevo, que simplemente se vea. y eso espero, pues he estado tomando algún tipo de hormonas por uno o dos años en dosis muy pequeñas, aunque apenas con acompañamiento médico desde hace dos meses. (las estaba tomando mal, en realidad.)
si los cambios en mi cuerpo se empiezan a ver apenas, no tienen idea lo que esas cosas te hacen en la cabeza. (bueno, sí, las mujeres. solo que probablemente no conocen un mundo distinto.) mi mente se ha despejado de una manera que es difícil de explicar -aunque al mismo tiempo siento que me cuesta más trabajo concentrarme, pero creo que eso es por mi estilo de vida sin propósito- y se siente como si algo hubiera caído en su lugar, por fin. (también lloro como 500% más que antes, en cualquier lugar y a la menor provocación.)
(por si hubiera curiosidad técnica, son 2 pastillas de primogyn de 2mg en la noche, una pastilla de espironolactona tres veces al día, luego de un par de análisis. also: es muy caro.)
ahora uso con frecuencia la palabra trans para referirme a mí, aunque quizás sea más honesto decir non-binary trans pues no siento estar en medio de una transición social y legal para presentarme como mujer -palabra que realmente no uso para mí- y, en general, en situaciones laborales principalmente, presento claramente como varón. no le he pedido a nadie que se refiera a mí por otro nombre, tanto porque todo mundo me dice uge o ugesaurio, como porque siempre he asumido que, mientras haya respeto, no habrá problema.
(en 2015 me había decidido simplemente por Daniela que era feminizar mi segundo nombre; hubo un periodo de 2016 que experimenté con Rebecca (así, con doble ce); y he terminado dando una vuelta completa para volver a Danielle, casi como un juego de palabras.)
cuando salgo de casa no me veo como en mis fotos de instagram, que son elegidas entre una o dos docenas similares, sometidas a un filtro, cuidando los ángulos y la IA de la cámara. la cantidad de "Señorita" y "Señora" ha ido en aumento en los últimos años; con cierta frecuencia me miran raro, entran, salen y regresan, o me dicen que estoy en el baño equivocado. sin embargo, en general sigo siendo "Amigo" o, terriblemente, "Caballero". todavía no he trabajado cambiar la voz más que un par de veces; la verdad es que no sé cómo hacerlo y, de todo, es la parte que más me parecería como actuar... pero lo he intentado un par de veces.
sé que es muy inocente de mi parte -si acaso no de plano equivocado- creer que los cambios más grandes están detrás. lo digo más por cómo creo que describe y encaja en esta etapa de mi vida, en contraste con el lugar en donde estaba hace cinco años: estoy feliz, estoy en paz como si hubiese ya resuelto este tema, hubiera encontrado la solución y no me fuera a generar problemas de ningún tipo en ningún lugar, nunca.
(trivia random: le mandé la publicación original a Ophelia pocos días después de publicarla en 2014, a quien seguía desde entonces. ella me empezó a seguir por el tiempo que publiqué notas para El Deforma y me contestó el mensaje en septiembre 2018. sigo súper fan, recomiendo 100%.)
quizá también, si miras de otra manera, puedas ver que la mayor diferencia entre las fotos está en cosas de cierto modo no visibles: parezco tener una idea de lo que estoy haciendo en la segunda. la confianza que he ganado en estos años viene acompañada de algo de tranquilidad y de eso que le llaman felicidad.
si miran todavía más de cerca con verdadero ojo clínico, quizás vean cambios más profundos donde a lo mejor no sea tan clara la razón o manera en que ocurren. de hecho es un simple: hormonas. (bueno, hormonas y bajar de peso.)
esta es la parte que creo que no he mencionado, esperando, de nuevo, que simplemente se vea. y eso espero, pues he estado tomando algún tipo de hormonas por uno o dos años en dosis muy pequeñas, aunque apenas con acompañamiento médico desde hace dos meses. (las estaba tomando mal, en realidad.)
si los cambios en mi cuerpo se empiezan a ver apenas, no tienen idea lo que esas cosas te hacen en la cabeza. (bueno, sí, las mujeres. solo que probablemente no conocen un mundo distinto.) mi mente se ha despejado de una manera que es difícil de explicar -aunque al mismo tiempo siento que me cuesta más trabajo concentrarme, pero creo que eso es por mi estilo de vida sin propósito- y se siente como si algo hubiera caído en su lugar, por fin. (también lloro como 500% más que antes, en cualquier lugar y a la menor provocación.)
(por si hubiera curiosidad técnica, son 2 pastillas de primogyn de 2mg en la noche, una pastilla de espironolactona tres veces al día, luego de un par de análisis. also: es muy caro.)
ahora uso con frecuencia la palabra trans para referirme a mí, aunque quizás sea más honesto decir non-binary trans pues no siento estar en medio de una transición social y legal para presentarme como mujer -palabra que realmente no uso para mí- y, en general, en situaciones laborales principalmente, presento claramente como varón. no le he pedido a nadie que se refiera a mí por otro nombre, tanto porque todo mundo me dice uge o ugesaurio, como porque siempre he asumido que, mientras haya respeto, no habrá problema.
(en 2015 me había decidido simplemente por Daniela que era feminizar mi segundo nombre; hubo un periodo de 2016 que experimenté con Rebecca (así, con doble ce); y he terminado dando una vuelta completa para volver a Danielle, casi como un juego de palabras.)
cuando salgo de casa no me veo como en mis fotos de instagram, que son elegidas entre una o dos docenas similares, sometidas a un filtro, cuidando los ángulos y la IA de la cámara. la cantidad de "Señorita" y "Señora" ha ido en aumento en los últimos años; con cierta frecuencia me miran raro, entran, salen y regresan, o me dicen que estoy en el baño equivocado. sin embargo, en general sigo siendo "Amigo" o, terriblemente, "Caballero". todavía no he trabajado cambiar la voz más que un par de veces; la verdad es que no sé cómo hacerlo y, de todo, es la parte que más me parecería como actuar... pero lo he intentado un par de veces.
sé que es muy inocente de mi parte -si acaso no de plano equivocado- creer que los cambios más grandes están detrás. lo digo más por cómo creo que describe y encaja en esta etapa de mi vida, en contraste con el lugar en donde estaba hace cinco años: estoy feliz, estoy en paz como si hubiese ya resuelto este tema, hubiera encontrado la solución y no me fuera a generar problemas de ningún tipo en ningún lugar, nunca.
(trivia random: le mandé la publicación original a Ophelia pocos días después de publicarla en 2014, a quien seguía desde entonces. ella me empezó a seguir por el tiempo que publiqué notas para El Deforma y me contestó el mensaje en septiembre 2018. sigo súper fan, recomiendo 100%.)
