domingo de volver a casa

estamos en la parte baja de mi sexta entrada en la ciudad de guanajuato. es mi manera complicada de decir que al final de este semestre habré vivido de manera más o menos intermitente en guanajuato por seis años. esta ciudad -casi rancho- que al principio odiaba con todo mi órgano para odiar ahora es lo más cercano a mi lugar. no quería estar aquí durante los primeros tres años que viví aquí. lo único que quería era regresarme a san luis, estar más tiempo allá. los siguientes dos años son muy intensos para resumirlos en una línea, así que dejaré eso como resumen en una línea de los siguientes dos años. pero éste último siento cada vez más que regresar a san luis va perdiendo sentido. para empezar, no tengo dónde trabajar en san luis, nunca lo he tenido; me doy cuenta que lo más obvio es que no haya hecho ni una sola tarea en mi último año de prepa, pues no tengo escritorio, no tengo silla ni lugar para hacer tareas. en cambio, mi cuarto en guanajuato está diseñado para tener todo lo que necesito, que empieza con un área de trabajo bastante grande y cómoda que utilizo más que nada para dibujar. pero hay algo que siempre ha distinguido estos lugares: en guanajuato yo asumía que estaría solo, así que la soledad era la regla y la compañía era bienvenida; en cambio, en san luis yo asumía que estaría siempre acompañado, así que la soledad reinante es muy mal recibida. no veo a mi hermana, no veo a mi papá; hace poco estuve una semana entera allá y sólo tuvimos oportunidad de hacer una comida juntos. hay  muchas cosas que siempre me gustarán más de san luis -como las calles- pero cada vez más me siento más y más cómodo en guanajuato, esta ciudad a la que nunca quise darle una oportunidad sincera. hoy estoy a gusto aquí, mucho más en mi lugar. extraño a mucha gente y hay muchas cosas que podrían hacer esto todavía mejor, pero no es tan mal lugar.