eres mi lugar favorito en el mundo, donde me siento tranquilo, donde puedo descansar y recobrar fuerzas, desde donde puedo verlo todo sin ser visto, donde me refugio a veces incluso de mí mismo, el único lugar al que apunta mi brújula. eres el sitio que tantas veces he querido levantar, donde me acuesto a planear la conquista que empieza y termina en este mismo lugar. eres, por supuesto, lo más cercano que he estado jamás de entender qué es el universo: si alguna vez los ojos han sido ventanas, los tuyos son dos enormes aleph; si los brazos de alguien han sido un hogar, los tuyos podrían ser la cuna de todo un pueblo.
eres mi estación favorita del año, la mejor semana del calendario, la hora que siempre marca mi reloj, toda medida de tiempo, la definición de coincidencia, pedacito de futuro. eres la época de lluvias y el tiempo de cosecha, el amor de los veranos, la esperanza en primavera, eres sobre todo la paciente espera, lo primero en mi lista de los días que nunca llegan, la noche del equinoxio en el otoño, eres el moño arriba de cada regalo, debajo del árbol, el fin de mi jornada, el delicioso inicio del fin de semana.
eres mi palabra preferida en seis idiomas y tres dialectos, la segunda sensación más dulce que conoce mi boca, curioso azar de fonemas yuxtapuestos que me hipnotiza lo mismo que Pavlov a un perro, cuando niño mi primer rezo, plegaria universal de perdidos y devueltos, contraseña que abre las puertas del cielo y el infierno.
eres la hipérbole de cien mil poemas, la cura para el miedo a la oscuridad, la suerte que necesito de aquí a la eternidad, el color que toma cualquier fuego ardiendo, mi sentimiento favorito aquí adentro.