hace ya casi tres años, durante la XXII OMM en San Carlos, me llegó un mensaje a mi celular de parte de mi padre que decía que mi abuelo materno, don Daniel Alatorre Pulido, había fallecido. creo que me lo mandó él porque fue el único al que no le dijeron que no había que avisarme todavía. mi mamá me convenció que mi lugar estaba allá, que yo iba a cargo, que mi abuelo entendería y como siempre estaría orgulloso. así, el nieto mayor fue el único ausente. no recuerdo la última vez que lo vi. no había estado enfermo, simplemente pasó me imagino a media tarde, en paz durante la siesta. todavía hoy, cada vez que vengo, me da la tonta idea de preguntar dónde está que no lo encuentro.
desde hace una semana que su viuda, mi Yaya, está internada. hace semana y media que hablé con ella, por primera vez la escuché como una viejita. le pregunté que cómo estaba y me contestó que en las últimas. no aguanté. la había visto apenas en verano y la vi bien, como siempre. aunque de un tiempo acá en mis visitas que acababan con una escapada en la madrugada ya no despertaba para encontrarla abajo en la cocina, entregándome siete emparedados y dos kilos de fruta para un viaje de tres horas, nunca me pasó por la mente que pudiera enfermar. por infantil que suene, pensé que estaría para siempre.
hoy la vi. en la cama 3322 de una clínica del IMSS cerca de Niños Héroes, en Guadalajara, en bata turquesa, sin dentadura, con tubos e intravenosas, pero de buen humor. nos contamos chistes y la escuché reirse. escribo esto acostado en su cama, pensando que es probablemente la primera noche que paso en esta casa en toda mi vida, sin que estén ellos dos. me inquita aceptar que no será la última. estoy en paz y la veo tranquila: ya platica sobre qué hará cuando salga de ahí.
anécdota:
me habló un día tu mamá para decirme Ya va a nacer tu nieto. ¿Quieres venir? Vivo en el pueblo más caliete de Veracruz. vivían en Tierra Blanca. ¿tú te acuerdas? tenía unos árboles enormes y te llevaba a pasear. ¡claro que no te acuerdas! ¡qué mensa! bueno, pues mi comadre me regaló una de esas cosas... para el calor... ándale, un sauna. pues todos los días desde que me avisó hasta que me fui pasé un rato en el sauna para irme aclimatando y ya cuando llegué pues no se sintió tan pesado.