en México había ciento doce millones trescientos treinta y seis mil quinientos treinta y ocho habitantes cuando se terminó el censo del dos mil diez, probablemente hay unos cuantos más hoy. hasta el dos de diciembre de este año, había setenta y seis millones ochocientos veintisiete mil cincuenta personas en la lista nominal del instituto federal electoral -más de ochenta y tres millones en el padrón electoral. es decir, algo así como el sesenta y siete por ciento de la población del país podrá votar en las siguientes elecciones. aunque me parece que la elección del siguiente año tendrá mucha participación, basados en estadísticas de las elecciones federales de mil novecientos noventa y siete al dos mil seis, es posible que el cuarenta por ciento de las personas con credencial para votar no se presenten a las urnas el día de la elección; esto es más de treinta millones de personas o bien el veintisiete por ciento de la población total del país. no me cabe duda que esta elección será de las más reñidas que hayamos visto en cuanto a los únicos tres que se perfilan para aparecer en la boleta. siendo generosos, imagino que el ganador se alzará con el cuarenta por ciento de los votos emitidos -más probablemente algo así como el treinta y cinco o treinta y siete. es decir, de los más de cuarenta y seis millones que sí se presentarían a votar, menos de dieciocho millones y medio habrían emitido su voto por el candidato que se alzaría con la victoria. en las últimas dos elecciones presidenciales, se han contado poco más de un millón de votos nulos. lo que quiero decir es que el próximo presidente de este país habrá sido elegido por no más del dieciséis por ciento de los habitantes de este país. para ponerlo en perspectiva, el Estado de México tiene más de quince millones de habitantes y el Distrito Federal casi nueve millones.
esto se puede generalizar a cualquier país. en algunos será mucho peor, como en Estados Unidos, la mayor democracia del globo, donde el sistema de representantes al colegio electoral permite que sea elegido un presidente que no tiene la mayoría del voto popular. en otros estarán todavía peor, como en Rusia, donde el ganador de las elecciones se alza con casi el sesenta por ciento de unas elecciones que lograron la participación del ciento cuarenta por ciento de la población.
esto es lo que nos quieren hacer pasar por democracia. nos dicen que es un sistema de autogobierno donde el pueblo es el que toma las decisiones y nos repiten eso tantas veces que hay quiénes sí se la creen. prácticamente nada de lo que le sucede a este país es voluntad del pueblo: la única decisión que tenemos la libertad de tomar es elegir más o menos informadamente uno de entre un grupo de candidatos que se nos han impuesto. presidentes municipales, diputados, senadores y demás son tan poco representativos que cada vez que hay algún asunto de verdadero interés nacional, deben agendar reuniones con representantes de la sociedad: las personas que supuestamente han sido elegidas para representar a los habitantes están completamente concientes de que no lo hacen.
ninguna de las decisiones fuertes han pasado por mí. nunca me preguntaron si me parece bien que esos infelices se suban el sueldo, que se hagan leyes que benefician a algunos pocos y atoran a los demás, por mencionar unas cuantas cosas que a todos nos molestan. se me ocurre que si necesitas recibir medio millón de pesos al mes para no dejarte corromper, a lo mejor no eres la persona indicada para vigilar nuestro proceso electoral o nuestro sistema de impartición de justicia o nuestro aparato legislativo.
pueden llamarle a esto como quieran: democracia, oligarquía, partidocracia; no me importa. este no es el sistema de gobierno que yo quisiera, incluso si funcionara bien. y nada de eso nunca estará a discusión: soy libre dentro de los parámetros que me han sido impuestos. por eso entiendo perfectamente a la gente que no va a votar, a los que anulan su voto. ¡claro que les da igual! saben que venga el que venga, estarán igual de jodidos, de todos modos tendrán que chingarle todo el día, todos los días; que no llegará a resolver los grandes problemas de interés nacional, estatal o local. han perdido por completo la fe y es estúpido querer culparlos a ellos y no a los que nos han hecho mal año con año, elección con elección.
creo que esto puede cambiar, pero no es fácil. uno puede, por ejemplo, querer introducir una nueva palabra al español. uno solo no puede, una única persona dada en cualquier contexto y situación no puede cambiar el idioma de miles de millones de personas. para modificarlo, se necesita que millones de personas quieran el cambio también, pero ese cambio no se va a dar nunca si no existe esa primera persona única y aislada que desea el cambio y si se da, esa persona ya no es importante. cualquiera puede intentarlo, entonces, pero no cualquiera podrá. aquellas personas en una posición mediática o de influencia social o de gran relevancia para los demás podrán intentarlo: los que tengan más seguidores, los que comuniquen más fácilmente, los que lleguen a más personas: son ellos los que pueden iniciar el cambio.
creo que esto se puede cambiar, pero también yo he perdido la fe en la revolución. por lo general, lo único que hacen es un cambio de la clase en el poder donde tanto la que sale como la que entra conservan sus privilegios. hace cinco años hubo alguno de dos escenarios: o el candidato revolucionario sufrió fraude y fue robado de la victoria, o el candidato revolucionario perdió las elecciones básicamente por ser el candidato revolucionario. la manera de cambiar esto es desde adentro del sistema, con un espía, un inflitrado que sea la persona con más huevos de todo el planeta: debe hacer su camino desde las bases hasta la cúpula de algún partido, con amistades, con credenciales, con favores; debe pasar por todos los puestos del sistema, desde regidor y presidente municipal a diputado local, federal y senador de elección popular y proporcional, gobernador y secretario de estado; debe asumir sus compromisos con las fuerzas que gobiernan nuestro país desde el anonimato y la impunidad; debe hacer una campaña ejemplar, debe ser un hombre de la gente pero uno bien formado en su partido y la política. y el primer día de su gobierno, en cadena nacional, debe denunciar los abusos del duopolio televisivo, debe meter a la cárcel a ex funcionarios y líderes sindicales corruptos, debe anunciar una reducción del sueldo de la alta burocracía, debe pedir la ayuda del pueblo para salir adelante y liderear, desde adentro, el cambio. no creo que esa persona dure una semana después, pero creo que así debe ser.