una vez al año celebramos una reunión familiar que disfrazamos de olimpiada mexicana de matemáticas. en algunos casos esto es completamente literal. como en cualquier familia, hay fricciones; hay gente que siempre quiere andar compitiendo con los demás. hay unos que se llevan mejor con unos que con otros, pero al final ninguno puede notar el parecido de familia. ninguno presume de su trabajo porque todos trabajamos igual, para todos es igual de cansado y nadie busca ser recompensado. es una familia hermética, pero no cerrada. cada año recibimos gente nueva y recordamos a otros que no pudieron venir este año o que quizás ya nunca vendrán. a los nuevos les toca su novatada, pero los bienvenimos. a todos les tocan momentos duros y momentos muy buenos. pero lo importante no es la competencia: lo mero mero son las pláticas de sobremesa, es intercambiar opiniones y ponerse al corriente, es sorprenderse porque alguien lo sorprende, es defender a muerte a los tuyos y apoyar amuerte a los hijos pródigos.
si los que nos dan dinero se enterasen de lo bien que la pasamos, de cuánto nos gusta venir a trabajar juntos, a lo mejor nos lo dejarían de dar porque fiestas a su casa.
