la gente -tú, yo, nosotros, ustedes y aquellos, sobre todo aquellos- le atribuye poderes mágicos a la escritura. me parece que, en general, uno piensa que lo escrito es verdad y lo toma así indiscutiblemente: las palabras escritas están mucho más cercanas a nuestro corazón, a lo que de verdad sentimos; cuando alguien encuentra algo que alguna vez escribimos tirado por ahí en la casa piensa que lo que está ahí escrito es indiscutiblemente verdad y es, además, la prueba de su propia verdad. en este sentido, me parece que existe una corriente psicoanalítica que lo que hace es ponerte a escribir y a escribir hasta que poco a poco afloren esos sentimientos y esas traumas que te pesan tanto; pero en general me parecen muchas cosas y no estaría cierto de que esto existe. podemos irnos al extremo de otrogarle verdaderos poderes mágicos a palabras escritas -aunque en realidad toman toda su magia una vez pronunciadas: los hechizos, las oraciones y rezos, los libros sagrados de cualquier religión, los refranes y los deseos -sobre todo los malos- tienen poderes que la mayoría no se atreve a negar. las verdaderas palabras mágicas serían aquellas que no fuesen ya palabras -en el sentido de pronombres- y sean el objeto mismo que representan: la palabra fuego te quemaría, la palabra agua te refrescaría.
para mí también la escritura ha tenido un poder especial. ha sido la manera en la que intento sobreponerme a mi fuerte timidez: me cuesta muchísimo hablar con la gente, en particular con gente que no conzco bien, pero cuando escribo nadie me ve. tengo tiempo de pensar y repensar cada oración hasta encontrar las palabras precisas para decirlo. puedo ser tan claro o tan ambigüo como yo lo desee, y no como el tiempo me lo permita. el mundo en el que hemos estado viviendo impulsa esta conducta: el correo electrónico, el chat, el blog, casi todo lo que sucede en internet es gráfico o visual: yo soy ese amigo de la secundaria con el que podías platicar durante horas en la noche por messenger y apenas cruzar un hola en la escuela. eventualmente, buscar compartir lo que escribo me ha obligado y ayudado a hablar más, a que se me escuche.
me encanta escribir y quisiera hacerlo bien y de por vida. me parece que hay cosas que no hay otra manera de comunicar más que escribiendo: no te voy a abordar en la calle y leerte un poema, pero puedo verte en la calle y decirte Hola. no soy muy bueno improvisando pero mientras se da la transición, puedo leerte, si tienes ganas de escuchar.