me he puesto a pensar que es probable que en los días en los que yo participaba, no teníamos mucha idea de qué significaba un nacional. no entendíamos enteramente las consecuencias, las posibilidades y oportunidades que se abrían; de manera tonta puedo ejemplificar conque no conocíamos a los ganadores de años pasados, no hablábamos de las vacas sagradas ni de alguna delegación que supiéramos viniera bien. ya no es así. digamos que San Luis se ha ido profesionalizando y los chavos que van repiten más, ya han participado en primavera/cotorra o pierre fermat, conocen los cuadernos de olimpiada y entrenan con mathlinks, saben de las demás delegaciones, de las grandes promesas nacionales, de quién repite y contra quién compiten, etcétera. cuando participé, sólo Daniela -que había ido el año anterior- conocía a alguien y sabía de los demás.
participé en la XVIII Olimpiada Mexicana de Matemáticas, en Ixtapan de la Sal, Estado de México. hicimos el viaje en autobús de San Luis a Toluca y de ahí tomamos uno que nos dejó en la entrada de Ixtapan. el único acompañando la delegación era Carlos Jacob. la delegación éramos Daniela, Paulina, Valente, Arquímides, Iván y yo. yo llevaba mis audífonos grandes y salí dando la espalda o viendo para el piso en todas las fotos de la delegación -más que eso, si alguien tiene la foto de aquel nacional, yo soy el que sale con gorra en una pose ridícula. también, si alguien más fue a ese nacional y a algunos otros, espero me ayude a defender que ha sido el nacional con la mejor comida desde entonces. era extremadamente abundante, había muchísimas opciones y sobre todo donas de desayuno. el Hotel del Rey es enorme y tenía muchísimas cosas qué hacer; las habitaciones eran bastante grandes y muy cómodas.
el primer día creo que no hicimos nada; fuimos un rato a la alberca, creo que tal vez jugamos ping pong y ya más noche una cascarita contra los de Oaxaca -creo. no estoy seguro si yo era SLP3 o SLP5, pero todos los que han ido después de mí lo saben porque dejé un dibujo en mi indicador de lugar. nunca pude estar las cuatro horas y media en un examen y el nacional no fue la excepción, pues estoy seguro de haberme salido como a las tres y media o cuatro. y eso nunca dejaba nada bueno: en el nacional salí, pedí prestada una pelota de fútbol en recepción, la volé y tuve que pagarla. el segundo día no fue muy distinto, aunque hice un esfuerzo grande por quedarme al menos cuatro horas -y quizás exactamente cuatro horas. no saqué ni un solo punto en geometría y mis quince puntos totales me alcanzaron para un bronce.
si ese último párrafo suena carente de emoción es porque así lo recuerdo. ese examen ya no significaba mucho para mí, yo no sabía -o no entendía- de las opciones para irse a un internacional y nada de eso me importaba mucho, la verdad. quizás en algún punto soñé con ganar nada más por ganar, pero no fue lo suficientemente motivante como para ponerme a entrenar. muchos años pasé pensando que pude haber hecho mejor, que un punto más hubiera valido plata o unos problemas más hubieran sacado oro y me lamentaba nunca haberme esforzado más, por no haber intentado geometría, por no haber escrito cosas que sí sabía, pero hoy ya dejé ir todo eso. eso fue lo que hice como participante y dada mi historia y lo que sucedía en aquellos entonces en San Luis, ya no me siento mal.
conocí muy poca gente de otras delegaciones. recuerdo sobre todo a dos: Daniel Raggi y alguien apodado o apedillado Cástor o, para los cuates y trolls, Castor. a ambos los conocí obviamente por Daniela, a quien me parecía zopiloteaban sin mucha pena. si han tratado conmigo, seguro se habrán dado cuenta que soy algo protector, así que al suponer/entender/asumir que Daniela no la pasaba tan bien con su zopiloteaje, andaba yo más o menos cuidándola. eso nos llevó quizás a lo más divertido del nacional, la noche que pasamos en el cuarto de las niñas porque Castor no se quería ir a su propia habitación. para no dejarlas solas y debido a que no entendía indirectas ni directas, yo dormí en la cama de Paulina -con Paulina- y Castor y Raggi durmieron en la cama de Daniela. Daniela durmió en el sillón. muchos chistes con que Castor se fuera a lavar sus dientitos y así. tanto tiempo pasado con Daniela tuvo sus consecuencias: regresando del nacional, Lucy había estado pensando en hablarme porque me extrañaba y eso pero se encontró con Arquímides quien decidió por alguna extraña razón decirle que Daniela y yo habíamos vuelto, prolongando así el silencio hasta el siguiente verano.
el otro bonito recuerdo que tengo fue cuando intentamos robar la manta, que hubiéramos logrado si Iván y Arquímides no fuesen tan troncos. fue la primera de varias labores de inteligencia y robamantas bien coordinadas que emprendí en mis nacionales, la única que pude ejecutar. Valente y Daniela estuvieron a cargo de cortar los hilos que la amarraban abajo, yo y alguien más los de arriba y subir la manta. la cosa es que en un movimiento torpe del que me acompañaba, el de seguridad nos encontró en el techo con todo y manta y nos acusó por el radio de estarla robando. del otro lado del radio escuché lo que años después sabría era la voz de Ana, respondiendo que estaba bien, era parte del rally. para entonces, Querétaro ya también estaba arriba y tras algunos eventos que pasaron muy rápido, hubo que escapar de la ley y terminaron dejando la manta en la habitación de los de Querétaro. sobra decir que, pese a los intentos de todos de regresar a la habitación -incluyendo los de Jacob- nunca volvimos a ver la manta.
el rally es el peor del que tengo memoria o conocimiento, uno organizado por el ITESM campus Toluca sobre, sí, adivinaron, las carreras del Tec. uno de los paseos fue a un balneario en Ixtapan, otro a una plaza comercial en Toluca. la comida de despedida fue una carne asada deliciosa y abundante. el nacional se terminó y la premiación arrojó muy pocas sorpresas para mí. el viaje de regreso fue más bien aburrido.