fue pasando gradualmente conforme avanzaban los años en los que ya no tenía educación física en la escuela. primero, aunque nunca tuve mucha, fui perdiendo poco a poco la flexibilidad de niño que me permitía lamerme la planta del pie si quería o tocar mi cabeza con los dedos del pie. cada vez me costaba más trabajo tocar mis pies con las manos si mantenía las piernas estiradas. después, consecuencia también de la falta de ejercicio y de la cada vez más deliciosa comida rápida, fue creándose un obstáculo insorteable entre mi hemisferio norte y el hemisferio sur, curiosamente de forma más bien esférica. el contacto con mis pies era cada vez más complicado, incluso si tenía las piernas dobladas. finalmente, eso que pasa a no sé qué edad que no sé si simplemente pasa o si es gradual y degenerativo, pero mis ojos hacen bastante complicado ver bien todo lo que esté más allá de mi nariz siempre que no esté usando mis lentes, que no es poco tampoco. el asunto es que me parece que me quedan pocas actividades tan complicadas como cortarme las uñas de los pies.