en mi segunda vuelta, ahora ya conocía gente, pero no tenía interés en hablar con ellos. creía que era yo contra el mundo. aunque no me había entrenado ni un sólo día desde que terminó el verano, el odio y la venganza es una fuerte fuente de poder malvado, así que no dudaba que llegaría a los entrenamientos estatales otra vez. después de todo, incluso si yo no había ido al nacional, yo era uno de los rivales a vencer este año debajo sólo de Carla Daniela. así pues, los primeros exámenes transcurrieron sin mucho problema, tanto que ni siquiera los recuerdo. no recuerdo tampoco el tercer selectivo -el estatal- ni cuándo fue ni cómo me fue; nada.
pero llegó el verano. Pablo se había unido oficialmente al equipo de entrenadores, pero mi rencor ayudó a que nunca pusiera interés en aprender geometría. todavía iba César, aunque menos, y Ricardo de vez en cuando. Miguel y Jacob todavía iban. entre los participantes, además de Daniela y yo había otros compañeros del Tec, entre ellos uno que tiene cuatro nombres y recuerdo sólo uno, Iván; estaba Arenita, Leo y Frankie. fue el primer año de Coma, estaba Arquímides, los ONMAS como Luis Daniel, Jezael, Michell, Paulina y por supuesto, Carlos Zubieta. ¡cuánto rencor les guardaba a todos! tiempo después, cuando empezaron las vacaciones de secundaria se unieron Valente -un viejo conocido de la Apostólica, aunque tres años menor que yo, y Luz del Carmen Zubieta. aunque recuerdo la playera de patitos, pantalón de mezclilla con bandera de Reino Unido bordada y chongo de corregidora, me queda igual de claro que la odié desde el primer día nada más por su apellido. ellos, que para mí son ahora como una familia, eran los malos.
el odio, cuando menos contra Lucy, me duró poco. la confianza que me daba saberme mejor que todos los demás -o sea, mi infundada arrogancia- ayudado mucho por el hecho de que Carla Daniela se fue a hacer un verano en Francia y faltó casi todo el verano, me hacían una persona más amable y amigable. hacía bromas, dibujaba chistes, pero sobre todo resolvía problemas. antes del verano había vuelto con Ivonne, mi primera novia, y antes del final del verano terminaría con ella de nuevo. estaba completamente idiotizado por Lucy y se reflejaba en todo menos en mi rendimiento. recuerdo que alguna vez, con tal de que Arenita -que me caía bien- se callara, hice mi mejor esfuerzo por geometrizar el amor: el resultado fue dos semicirculos arriba de un triángulo equilátero que apuntaba para abajo -como un corazón. era pésimo, pero funcionó. también, ese verano vio nacer el único gran resultado que he podido acuñar: el Teorema de la Gallina que me permitía probar las cosas básicamente por mis huevos.
para el cuarto examen, el de mitad de verano, estaba mucho muy enfermo y me fue mal. no recuerdo si alguien más, pero fui regañado por que me ganó Coma y Valente, además de las estupideces que escribí en geometría. eso sólo aumentaba mi odio a todos y a la geometría. estaba tan concentrado en mí mismo que no recuerdo los puntajes de los demás, ni los que iban siendo eliminados, ni el orden entero. en mi defensa, eso pasó hace muchos años y yo he cambiado mucho. después del examen, que nunca aguanté cuatro horas y media sino a lo mucho tres, fui a comprarle una tutsi pop a Lucy. era terreno peligroso: miembra de una de las familias poderosas de la Olimpiada, hermana de dos personas que me caían bastante mal y a las cuales no creía agradarles ni poquito tampoco, además de que claramente podrían madrearme si quisieran. no me importaba. el resto de mi vida olímpica estaría tan ligada a ella que a veces es imposible para mí distinguir la Olimpiada de la relación que teníamos, como en este gigantesco párrafo que va a la mitad; que no es el primer párrafo sobre ella ni será el último: sobre ella escribí mi primer cosa escrita, justo por aquellos días, una pseudonovelilla titulada Comosellame que no recuerdo si alguna vez leyó. pasaba muchísimo tiempo con ella, días enteros durante los entrenamientos en que mejor no entrábamos a curso, platicando; una vez bajo la lluvia: recuerdo sus gabardinas y su suéter blanco. yo hacía mi lucha, pero nada parecía gustarle. recuerdo que le hablé por teléfono después de su primer día de clases en prepa, pero nunca he sido un gran parlanchín y confundí su voz con la de su mamá. después de varias visitas que hice a la reja de su casa y algunos intentos de invitarla a salir, accedió por fin, al menos esperado de todos: el festival de la canción del Tec. mi hermana y unos amigos de ella habían metido un grupo con una canción compuesta por ellos y yo estaba como guitarrista punk folklórico invitado. Lucy dijo que iría y llegó tarde, no me vio tocar -que seguramente fue mejor- y la vi hasta el final, ella llevaba blusa blanco y negro, yo una corbata amarilla; me salí a platicar con ella y me acompañó a llevar gente a sus casas; era domingo y llegó a ser muy noche, escuchamos el disco te.amo.me.odias de los tolidos entero varias veces, afuera de su casa. al final, cuando llegó la hora de despedirnos, nos besamos. el segundo mejor beso de mi vida, todavía hoy lo recuerdo con una sonrisa. después, cuando terminó el beso, no dijo nada, se bajó del coche y se metió a su casa; una de las cosas que siempre me confudieron: nunca volteaba atrás. si alguien más me recuerda en esos días, recordará que pocas veces he estado tan feliz. salimos un par de veces más esa semana, pasaba por ella a la escuela y la llevaba a su casa; en uno de esos viajes, en el auto y en su semáforo, Lucy se inclinó y me dio en el cachete el mejor beso de mi vida porque mis estándares son al parecer muy raros. entonces, entre tanta felicidad, a alguno de mis amigos se le ocurrió preguntarme que qué éramos ella y yo; yo no sabía, pero quería estar con ella. así pues, tuve la idea de preguntarle si quería ser mi novia. se borró su sonrisa y tras una enorme pausa me dijo Lo voy a pensar, y se metió en su casa. una semana después, me dijo que no. no volví a verla en un año.
hice mis tareas, buscaba problemas y soluciones en internet. llegó el último examen. yo estaba tranquilo. recuerdo que es uno de los pocos exámenes donde pude hacer un problema de geometría. así pues, terminé en primero, con toda la seguridad que necesitaba. sé que el último examen de verano y el examen por la delegación fueron distintos, pero no los puedo distinguir en mis recuerdos. yo era el primero, Daniela estaba en sexto y Carlos no estaba entre la selección. tenía el corazón ligeramente roto, pero mi venganza estaba completa, había conseguido todo lo que esperaba sacar de la Olimpiada: había demostrado ser el mejor de ellos. ¿el problema? la Olimpiada no terminaba ahí, si acaso faltaba lo más importante: el nacional. ¿el otro problema? no me importaba en lo más mínimo.