mis sueños son increíblemente vívidos. siempre han sido para mí una continuación de mi actividad diaria y por eso mis días son tan largos y encuentro tan poco tiempo para descansar -he generado la teoría de que sólo descanso relamente cuando sueño que estoy dormido. sin embargo confío en ellos pues me muestran cosas que no veo, me narran lo que alguien más ha vivido y no ha podido no ha querido contarme; no me basta con soñar lo que no he vivido, a veces sueño lo que otros viven. son tan reales que en mis memorias se confunden con lo que es históricamente verificable, lo que alguien me puede confirmar que sucedió y la distinción no es en absoluto trivial para mí. por eso despierto sudado después de jugar un buen partido de fútbol, en un charco de almohada babosa después de soñar un naufragio, asustado después de soñar un encuentro con dios, soñando después de soñar contigo. llevo mi diario de sueños por si tuviera la oportunidad de comparar fechas porque sobre todo despierto con la duda de qué soñaste tú cuando estaba yo ocupado soñando contigo y no sé cuál teoría me gusta más: ¿mi sueño ni te toca y la tú que está conmigo no es la tú que hace un viaje en camión que nunca termina? ¿sueñas lo mismo que yo porque coincidimos en el mundo de los sueños y las pesadillas y es sólo como si viéramos separados pero al mismo tiempo una película que a mí me encanta? ¿estás prestada en mis sueños, viviendo lo que te obliga a vivir mi subconsciente no tan sub no tan consciente que se alimenta de mis ensueños bajo el sol y la ciudad que soñamos es la misma para los dos y estamos en ella lo mismo que si estuviéramos en ella? dejo de pensar y me doy cuenta que hago preguntas increíblemente estúpidas para convencerme que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.