conozco tres o cuatro personas a la que creo nunca puedo tener contentas. no importa qué diga, qué haga, cuánto me esfuerce o todo lo que alcance, no creo que alguna vez sea suficiente para ellas. quizás parte del problema es que después de tanto trabajo y tan pocas satisfacciones me siga importando tanto, pero son esa clase de relaciones en las que no se puede evitar y soy la clase de persona que no deja que estas pequeñas cosas pasen, que constantemente intenta hacer felices a los demás por encima de mí mismo. las personas a las que me refiero, seguro tienen un par en su vida también, no les satisface una buena obra o cien días de constancia, pero uno sólo de falta es imperdonable -y bastante literal, pues los reclamos no terminan nunca. no olvidan los errores, pero no se acuerdan de los aciertos y las cosas buenas que uno hace por ellas. son la clase de personas a las que intentas platicarles tu día, te contestan con algo como Eso no es nada, yo... y luego se molestan porque nunca les platicas qué pasa; es esa vieja relación que tuviste donde nunca te agradecieron un detalle, una carta, una rosa pero no tardó en llegar el reclamo de cómo Ya no eres como antes, de por qué hoy no, incluso si cada día que pasa te habían querido cambiar; es esa piedra de Sísifo que nos condenamos a empujar una y otra vez por alguna razón que no siempre nos queda clara. me da miedo aceptar que soy para mí mismo una de esas personas.