escribo lo que sucedió hace ya muchos años, pero casi todos los días pasa algo nuevo en la Olimpiada, algo reciente, algo más grande, algo que nunca antes había pasado. no pasó mucho regresando de mi nacional, ni me importaba mucho. en mi escuela nos reconocieron -a los tres que habíamos obtenido medalla, no a los cuatro que participamos- en la ceremonia de mejores promedios no me acuerdo si a fin de semestre o inicio del siguiente. yo no tenía una buena relación con el director de la prepa ni otros profesores del área de ciencias y cuando recibí mi diplomita en lugar de Gracias, le dije Menos papeles y más becas. no sé por qué, pero eso no mejoró nuestra relación que empeoraría cada día de mi último semestre.
participé todavía en un concurso más: mi segundo Intercampus de matemáticas, en León. habrá sido en marzo. fui parte de la "delegación" junto con Daniela y Valente porque abrieron por vez primera una categoría avanzada, que exige para inscribirse haber participado en una Olimpiada Mexicana de Matemáticas o no simplemente ser avanzado. no tenía ganas de participar. el examen estuvo ridículamente sencillo y supongo ganaron los que se escribieron los problemas con la mejor letra. creo que Daniela ganó un tercer lugar o un segundo y a lo mejor Valente también ganó algo; por los no-avanzados recuerdo que iba Cristóbal, quién también obtuvo algún reconocimiento. creo que fue el último de los intercampi presenciales, y en la tarde nos llevaron de paseo a Guanajuato, donde afortunadamente no me perdí. año y medio después, estaba de vuelta en Guanajuato con Daniela, el mundo había dado muchas vueltas ya.
todavía hice un examen más -aunque no olímpico- que fue mi última edición del Fis-Mat. pero yo ya no quería gloria ni fama ni nada; mi millonaria escuela no quiso pagar los quince pesos que costaba la inscripción así que decidí pagarlos yo y presentar el peor examen de la historia como alguna especie de represalia que en mi cabeza hacía perfecto sentido. recuerdo que después del examen volví a ver a Lucy y platiqué con ella unos minutos, nada más. el último concurso de matemáticas que gané fue uno interno en la escuela: el primer maraton de integrales. ridículo, pero al parecer se sigue recordando -me dijeron que en la edición de este año me mencionaron como el campeón absoluto que era. el concurso era por parejas y tenía dos etapas: la primera al interior de cada salón y la segunda era en la tarde, entre los campeones de cada salón. Ramón el cubano -mi profe de mate en español porque, aunque mis papás pagaban para que yo estuviera en clases en inglés, se me había separado de mis grupos por alguna extraña decisión superior- que siempre me hizo esforzarme de más -cuando vio que los exámenes semanales eran muy sencillos para mí, me hacía un examen distinto mucho más complicado y debía hacer ambos- me emparejó con Aldo a.k.a. Tosti. le dije: yo voy de atrás para adelante, tú ve normal y cuando nos encontremos revisamos. creo que eran cincuenta y nos encontramos como en el ocho. entregamos lo que yo hice que no solía revisar nunca porque tendía a equivocarme cuando revisaba. para la etapa final, Marisol me propusó que cada uno abandonara a su pareja para que formásemos una pareja súper poderosa y asegurásemos la victoria; Ramón aceptó. en el concurso en la tarde quedamos en lo mismo, yo empezaba de atrás para adelante y donde nos encontráramos le dejábamos. eran doscientas integrales -creo- y nos habremos encontrado como en la cuarenta y tantas. teníamos más de dos horas y terminamos en mucho menos que una. no sé por qué en lugar de entregar e irme, decidí quedarme a ser un pesado y decir malos chistes: la única vez que recuerdo haber sido extremadamente mamón simplemente porque sabía más. ganamos, como con dos o tres errores, y nuestro premio fue un cupón de quinientos pesos en la Librería Ochoa; yo le compré su parte a Marisol y me regalé unos bonitos libros de Editorial Tomo -casi lo único que venden ahí. muy ridículo el concurso, pero lo recuerdo con mayor alegría e interés que los otros dos.
recuerdo mi primera junta del comité a la que asistí. estaban Pablo, Ricardo, César y Jacob. me tocó repartir convocatorias a un par de escuelas privadas locales y cumplí mi tarea con honores -entrevistándome con los directores y todo. fue lo único que recuerdo haber hecho ese semestre como parte del comité: no recuerdo haber ido a ninguno de los exámenes a aplicar, mucho menos haber revisado exámenes. en aquellos días no existían los famosos entrenamientos post-canguro. así que sin ninguna experiencia previa, en el verano me tocaría dar un par de clases de Teoría de Números supliendo a Jacob y con ayuda de Daniela; me queda claro que era la única área en la que podía enseñar, pero para hacerlo terminé entendiendo todo lo que debí haber entendido como participante. la preselección estaba llena de viejos conocidos.