sábado, 18 de junio de 2011

sábado encelayado

como parte de nuestro papel de tutores de los profesores de Celaya, estamos disponibles para asesoría en línea lunes, martes y miércoles de ocho de la noche a doce de la noche -o once y media si nadie se ha conectado para entonces. hasta ahora que estamos de vacaciones, la verdad es que no es demasiada molestia, pues normalmente estoy conectado a esa hora, haciendo otras cosas más productivas. practicamente nadie utiliza ese servicio, de vez en cuando hay alguien que nos hace una pregunta que nos toma mucho tiempo responder por la manera en que escribe o se desespera de nosotros y se desconecta o profesores que no saben qué dejamos de tarea la última vez que nos vimos y preguntan si es para entregar o no; sin embargo, hay un profesor que siempre se conecta, al menos una vez a la semana. 

platicando con él el lunes, me preguntó que cómo nos había ido en la escuela este semestre, a Luis y a mí, como estudiantes. le dije que, sinceramente, no muy bien. de mis seis materias -que resultaron ser demasiado para mí- tuve un NC -no cursó- por exceso de faltas que se reflejaron en exceso de atrasamiento y fue básicamente un favor de la maestra; pasé las otras cinco, pero el promedio no era digamos para presumir. le dije que Luis estaba más o menos igual. me contestó que, efectivamente, no sonaba muy alentador. 

después me dijo que él creía que el grupo había avanzado mucho. que el primer día la verdad veía que los profes no sabían casi nada y que ya ahora podían hacer bien la tarea y habían mejorado en sus clases con sus alumnos; sus compañeros le decían que ahora entendían cosas que no habían entendido en la normal o desde la secundaria, muchas dudas habían desaparecido y, aunque algunos de los contenidos estaban sobre lo que creían era su nivel, se estaban esforzando. al menos él sí sentía que había mejorado mucho, me dijo, había regresado a ver qué le faltaba para terminar la maestría que había abandonado hace algunos años y estaba motivadísimo para terminar la especialidad; había vuelto a encontrar alguna motivación y gusto por las matemáticas y podido transmitir algo de eso a sus alumnos.

es un profesor de treinta y cinco, y eso no me ayuda a mejorar mis calificaciones: no cambia mi promedio mediocre en la carrera, pero es parte de lo que hago y es de lo que más me gusta hacer. se siente bien.
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