domingo, 28 de agosto de 2011

domingo celular con memoria

he tenido siete celulares en mi vida, aunque he comprado todavía algunos más. mi primer celular fue un ericsson no muy feo pero ciertamente no bonito que le regalaron a mi papá cuando él compró uno y me lo dio por si alguna emergencia, en algún punto de tercero de secundaria. para entonces, muchos de mis compañeros tenían ya uno con juegos y cosas así. me compré uno con el dinero que gané por algún fis-mat u olimpiada del conocimiento, un samsung cuyo principal atractivo era que se podía cambiar la luz de fondo del tradicional verde-amarillo a un amarillo completo, verde limón, rojo o azul. con ese celular mandé mis primeros mensajes y en particular mis primeros mensajes de amor. mi celular sufrió un trágico fin en la taza del escusado y salí a comprar uno nuevo, casi tres años después, que con tal de no sufrir mucho quise comprar uno idéntico, quizás dos modelos más acá, también samsung, el último de los análogos ya bien entrado el uso del chip. me duró otros dos años antes de acompañar a su ancestro en el escusado. el siguiente me lo regalaron porque yo no quería comprar uno, y eso me valió varios cientos de llamadas buscando a su anterior dueño. el celular funcionó bastante bien por un tiempo y fue el primero con juegos -o más bien: juego. era un nokia tipo cartera, cuya tapa de batería se perdió aproximadamente al año y dejó de funcionar casi un año después. hace ya casi dos años que tengo el actual, un sobrevaluado samsung star, con cámara y pantalla táctil. en el intermedio, compré dos celulares con números de Guanajuato, uno nokia y un alcatel baratísimos de oxxo con viborita y tetris respectivamente; ambos terminaron prestados en manos de alguien más y nunca volvieron.

a lo que iba, después de eterno párrafo, es que hasta el celular actual, siempre había usado el método más manual de escribir mensajes. es decir, el 2 es abc, el 3 es def y así sucesivamente. sin embargo, creo que por lo complicado que resulta apretar botones falsos de pantalla, en este último he optado por el método de adivinanza. en los primeros usos, el celular resultó eficiente salvo porque no contiene casi ninguna palabra con acentos en su diccionario -ni una versión equivalente sin acentos. además, no contiene todas las conjugaciones posibles, sobre todo las que incluyen alguna partícula al final -del tipo me, te, etcétera. para arreglar eso, usaba intermitentemente el método autocompletatorio y el manual y no tardó mucho antes de ir agregando estas partículas a su diccionario, la mayoría completamente inútiles. después empezó a agregar palabras al azar, volviendo el uso sumamente ineficiente. 

ahora, cuando quiero escribir "tu" -porque no tiene "tú"- lo primero que sale es Ut, luego ut, y finalmente tu. cuando quiero escribir "en" tengo que pasar primero "Eo", "eo", "én", "Én" y finalmente "en". si aprieto 3 y 5 buscando que arroje "el", en su lugar me regresa precisamente "35" por un estúpido pleito sobre el corte de un examen de Olimpiada. antes de "un" están "to" y "To", como antes de "las" están "lar" y "Lar". antes de una palabra tan útil como "que" vienen "ste" y "Ste", que alguna vez utilicé para completar conjugaciones. partículas extremadamente utilizadas no tienen el primer acceso en mi celular. y luego vienen las palabras que simplemente se inventó: cuando quiero escribir "mismo" lo primero que sale es "ngron", supongo porque alguna vez escribí "sangrón"; antes de "bueno" están "Bufon" y "bufon" probablemente por una sola vez que escribí esa palabra; no puedo escribir "noche" sin pasar antes por "onche", residuo inútil de una pésimamente organizada ONMAPS en Comitán, Chiapas. "Ng", "ng", "mg" antes de "mi"; "ños", "Ños", "mos", "Mos" antes de "nos" y seguido de "mms".

mi celular tiene buenas intenciones con su memoria, pero en lugar de usarla para tratar de recordar las palabras que más utilizo, en lugar, jamás olvida cosas que hice tan sólo una vez y es de lo único que quiere hablar siempre. yo lo intento ignorar, pero no se rinde y es lo primero que me dice todo el tiempo. ha convertido un algoritmo designado para hacer más eficiente el uso del lenguaje en una herramienta que entorpece la convicencia: no puedo borrar de su memoria las cosas que ya hice, no puedo siquiera convencerle de lo equivocadas que están sus prioridades, de lo inútil que resulta recordarme constantemente de palabras que ya no uso y no entiendo por qué sólo mi comportamiento en el pasado modificó su comportamiento, imposible convencerle de que ya no soy esa persona. 

mi celular es necio.
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