el sábado pasado se desató una balacera afuera del Estadio Corona en Torreón, que obligó a la suspensión del juego entre Santos y Monarcas. como bien escribe Faitelson en su blog, no fue un acto de violencia generado por el fútbol; el balón fue una víctima más de la violencia que se vive en el país -y, para hablar en la medida correcta de las cosas, una víctima bien librada.
hoy sale a declarar SEGOB y distintas autoridades que el "ataque en Torreón era a Policía Municipal, no a gente". me parece que el gobierno no termina de entender que el problema no se acaba si las balaceras son entre cárteles enemigos, si los decapitados son todos narcotráficantes y todos los ejecutados algo habrán hecho. NO, no se trata de eso. se trata de nuestra tranquilidad robada, del miedo con el que vive la gente que les impide salir de casa, que los obliga a encerrarse antes de que se ponga el sol.
lo de Torreón lo hemos visto en muchas otras partes, si acaso no antes durante un juego. y el gobierno tiene muchos nombres para los daños colaterales, el fuego amigo, las luchas por el poder interno. pueden decir lo que quieran, pero el miedo sigue reinando donde antes mandaba la paz.
