hoy desperté a media noche -más bien muy temprano en la madrugada- y por unos angustiantes instantes, no sabía en dónde estaba. el cuarto estaba oscuro y empecé a eliminar opciones: no estaba completamente descobijado así que no estaba en San Luis, no escuchaba fiesta sin parar así que no estaba en Guanajuato, no estaba sudando nada más por dormir así que no estaba en Ciudad Valles. estaba en Celaya. estos días han estado pesados, llenos de viaje. amanecí en Celaya pero para la hora de comer ya estaba en Guanajuato y escribo esto desde San Luis. ayer en la mañana estaba en Guanajuato, pero llegué tan sólo el miércoles, de San Luis, a donde llegué el sábado a media noche, de Ciudad Valles, a donde fui el viernes a medio día, saliendo de San Luis. un día antes estaba en Guanajuato, desde el lunes en la noche, de San Felipe, antes San Luis. si me voy otra semana para atrás repito los mismos lugares: San Luis, Guanajuato, Celaya, San Felipe y una vez León. un fin de semana en particular hice Guanajuato - Celaya - Guanajuato - San Luis - Guanajuato - San Luis, y el martes estaba de vuelta en Guanajuato. no he pasado tres noches consecutivas en el mismo lugar, más de tres mil kilómetros en las últimas cuatro semanas, tan sólo entre esos lugares que no están nada alejados. pero no me quejo. me molesta la gente que se queja de tener que hacer lo que ha pedido hacer, lo que quiere hacer, lo que le gusta hacer. incluso cuando el trabajo desborda, siempre ha sido decisión mía.