la verdad es que no sé por qué me gusta discutir sobre la democracia. anoche reflexionaba un poco sobre la manera en que se lleva a la práctica la democracia como forma de gobierno, según el principio de representatividad. hoy, la reflexión es sobre la manera en que los miembros de la sociedad ejercen la democracia de manera personal.
como escribí la vez anterior, para ejercer la democracia hay básicamente dos opciones, ambas inalienables, aunque una mucho más posible que la segunda: emitir un voto en favor de algún representante o proponerse como representante. ya reflexioné un poco sobre la segunda: sobre las condiciones dadas de la representatividad -los candidatos se registran y proponen a través de un partido político, no se permiten candidaturas independientes, reelección, el voto nulo tiene valor nulo, no hay segunda vuelta, gana el que tenga más votos a favor. además, como el poder incluye el poder de legislar sobre estas condiciones dadas, sólo se pueden cambiar si así lo deciden los representantes mismos, aunque parece que dichos cambios no serían favorables para ellos.
la cosa es que la democracia permite que esta elección se haga o no se haga por cualquier razón que así se desee. es decir, exigir que el voto sea razonado atenta contra la libertad que conlleva la democracía: uno bien puede votar por el candidato que le regale más tortas, que considere más guapo, más mujer o más amoroso sin necesidad de exigirse mayor reflexión. yo creo que no para todos los miembros del porcentaje de abstinencia, no votar es un manifiesto político: mientras que estoy seguro que hay muchos que no votan por resignación, creo que hay millones de personas que sinceramente tienen cero interés en participar y ni cómo obligarlos, primero porque se parte del supuesto nada sencillo de que todos votan buscando el bien común sobre el bien individual o porque se asume que alguno de los candidatos es objetivamente el mejor; segundo porque para los fanáticos, cualquier decisión que no sea igual a la suya será una mala decisión; tercero porque si les ofreces dos tortas a cambio de que piensen bien su voto, van a votar por el mismo y terminar con tres tortas.
finalmente, aunque las opiniones de todos son igualmente válidas, no todas se escuchan igual. mis opiniones se quedan aquí y las de alguien con acceso a los medios, con fama, con poder aunque no sea político -como Denisse Dresser, Carmen Aristegui, Victor Trujillo, el subcomandante Marcos, Isabel Miranda de Wallace, Javier Sicilia, Carlos Loret de Mola, Pedro Ferríz de Con, miles de etcéteras- se escuchan más fuerte, a veces tan sólo porque gritan más fuerte.
dados los parámetros que se requieren para llegar al poder, la única manera de que haya mejores frutas en la frutería -que haya frutas en la frutería que nos gusten un poco más- es volverse uno mismo el frutero o el fruticultor o la fruta -es una analogía confusa. y para eso, hay que (a) registrarse como miembro de algún partido político, ganar simpatías y favores, lograr la nominación y después la elección para (i) luchar por un cambio en la legislación de las condiciones dadas en favor de otras que incluyan reelección, revocación de mandato, voto nulo, consulta ciudadana, candidaturas independientes o (ii) asumirse como el mejor y lograr todo lo necesario de un jalón, o (b) realizar el procedimiento necesario para crear un partido político y realizar los pasos de (a) cuantas veces sean necesarios, o, finalmente, (c) iniciar una revolución esperando que el resultado favorezca los ideales por los que se iniciaron y al pueblo en general.
lo que quiero decir es que finalmente, la verdad no me importa si la gente anula o no sus votos, lo que me molesta es que crean que eso es un manifiesto político serio, con consecuencias serias. no me importa si la gente va a votar por Josefina porque es mujer, por Peña Nieto porque es guapo o por López Obrador porque es amoroso, me importa que crean que se puede decidir objetivamente cuál de ellos será mejor para el país.
finalmente, aunque las opiniones de todos son igualmente válidas, no todas se escuchan igual. mis opiniones se quedan aquí y las de alguien con acceso a los medios, con fama, con poder aunque no sea político -como Denisse Dresser, Carmen Aristegui, Victor Trujillo, el subcomandante Marcos, Isabel Miranda de Wallace, Javier Sicilia, Carlos Loret de Mola, Pedro Ferríz de Con, miles de etcéteras- se escuchan más fuerte, a veces tan sólo porque gritan más fuerte.
dados los parámetros que se requieren para llegar al poder, la única manera de que haya mejores frutas en la frutería -que haya frutas en la frutería que nos gusten un poco más- es volverse uno mismo el frutero o el fruticultor o la fruta -es una analogía confusa. y para eso, hay que (a) registrarse como miembro de algún partido político, ganar simpatías y favores, lograr la nominación y después la elección para (i) luchar por un cambio en la legislación de las condiciones dadas en favor de otras que incluyan reelección, revocación de mandato, voto nulo, consulta ciudadana, candidaturas independientes o (ii) asumirse como el mejor y lograr todo lo necesario de un jalón, o (b) realizar el procedimiento necesario para crear un partido político y realizar los pasos de (a) cuantas veces sean necesarios, o, finalmente, (c) iniciar una revolución esperando que el resultado favorezca los ideales por los que se iniciaron y al pueblo en general.
lo que quiero decir es que finalmente, la verdad no me importa si la gente anula o no sus votos, lo que me molesta es que crean que eso es un manifiesto político serio, con consecuencias serias. no me importa si la gente va a votar por Josefina porque es mujer, por Peña Nieto porque es guapo o por López Obrador porque es amoroso, me importa que crean que se puede decidir objetivamente cuál de ellos será mejor para el país.
