cuando yo era más o menos un niño -me imagino que a finales de primaria- mi papá me regaló una como oración de A mi hijo, o algo así. yo imagino que están más o menos pre-fabricadas y se compran con todo ya escrito. no recuerdo más que dos líneas: La casa no es una democracia, Yo no hice campaña para ser tu padre. aún cuando yo era bastante joven, esas líneas tuvieron perfecto sentido para mí. más adelante, escucharía una versión algo más rádical de alguien más: La introducción de la democracia en el hogar es una estrategia del diablo -en favor del contexto, lo escuché en un hogar muy ferviente, de una de las personas más creyentes que conozco, pero incluso así, no me parece una idea descabellada.
en la idea que tenemos de la democracia hay dos aspectos que parecen inseparables pero que no tienen por qué serlo en principio: la democracia debe ser, primero, una condición determinante de la sociedad en que todos somos iguales como miembros de la sociedad, sobre todo en cuando a derechos y responsabilidades; es el principio que rige nuestro derecho a participar en la decisión de gobierno de la misma sociedad. quiero decir que, en el aspecto más fundamental, la democracia no es una forma de gobierno sino una forma de organización de la sociedad.
el segundo aspecto es meramente práctico: la manera de llevar este derecho original de participar a una forma de organización. en varios milenios, no hemos avanzado más allá de la idea de alzar la mano o escribir en papelitos. en el marco de nuestra sobrepoblación, la verdad es que posiblemente no haya otra manera posible de ejercer este derecho a participar: incluso en grupos reducidos de diez personas, escuchar los argumentos de cada una en torno a una decisión importante puede ser muy tardado; por poner un ejemplo: en entradas recientes he hablado sobre la prueba ENLACE y aunque considero que los reactivos de opción múltiple son quizás la peor manera, a lo mejor son la única manera de evaluar la población de millones de alumnos de educación básica en semanas.
con los términos aclarados así, ya no usaríamos la palabra democracia para definir nuestra forma de gobierno; lo que tenemos es un gobierno representativo: es decir, nuestro derecho a la democracia se ejerce eligiendo representantes -y básicamente, es todo. también, a todos nos están dadas las posibilidades de ser electos como representantes. la forma de gobierno evoluciona delineando reglas claras sobre la manera en que uno puede llegar a ser representante: en nuestro país es a través de un partido político, obteniendo más votos que los demás candidatos. la idea es que serán esos representantes los que se pongan de acuerdo en los asuntos de mayor interés en la sociedad.
el problema del gobierno, pues, está en la definición de representatividad. esto se lleva a cabo -en todo el mundo- mediante una homogenización: el representante de cierto sector de la sociedad será el representante de la mayoría, y mucho más específicamente, de la mayoría relativa -en caso de haber más de dos opciones. el problema es claro entonces, si la mayoría relativa no es la mayoría absoluta, entonces el representante sólo representa al grupo más numeroso: a la minoría más grande. esto es especialmente preocupante en nuestras sociedades actuales en que el resto de las minorías -o cada una- no son cientos de personas dispersos en millones de kilómetros cuadrados, sino millones de personas dispersos en cientos de kilómetros cuadrados.
falta, además, considerar la manera en que la representatividad evoluciona para ser más que un cargo de honor hasta ser una posición de poder que incluye los mecanismos mismos para controlar el acceso al poder. en nuestro país, dichas reglas prohiben la reelección, las candidaturas independientes y le dan cero valor jurídico al voto nulos; crea la figura del representante plurinominal que no es elegido por el pueblo para representar los intereses de la sociedad sino por los partidos políticos para representar los intereses de los grupos en el poder -viéndolo así, yo creo que hacen un buen trabajo.
la manera en que ejercemos la democracia es la que es problemática. incluso si la idea de representatividad no fuera un absurdo en naciones de millones de personas, una mejor puesta en práctica requeriría no sólo mucha mayor participación sino, decididamente, una estructura parlamentaria mucho más compleja. sin embargo, no puedo avanzar más de aquí y preguntarme si no será de verdad la manera más práctica -en la teoría.