el poetea inconprendido Ricardo Arjona te ruega que le digas que no, pues de lo contrario seguramente perdería todo interés y dejaría de soñar; dice que entonces -y no antes- se volvería un idiota y estaría pensando todo el día en ti. la cosa es que yo ya pienso en ti una porción muy grande del día y, la verdad, soy bastante idiota; si algún día te diera por convencerte por las cosas que te he escrito y me eliges a mí para siempre o un ratito, no tengo miedo de volverme más tonto después de que se me acabe la emoción y termine mi baile de la victoria, lo que me aterra es no saber qué hacer entonces.
no sé.
¿quieres ir por un te?
¿quieres ir por un te?