sábado, 10 de marzo de 2012

sábado posturas complicadas

la cosa con muchas de nuestras posturas éticas y situaciones que nos llevan a protestar y alzar la voz es que queremos hacer creer que son universales o siquiera objetivas, pero finalmente no son más que posturas políticas: todos tenemos una agenda que presiona los intereses que nos interesan y las creencias que creemos y, como toda agenda política, se nutre de un discurso que busca hacer creer que nuestra agenda política es la de todos. 

voy a dar un ejemplo bien concreto: dentro de poco más de una semana, el señor Ratzinger visitará las ciudades de León, Silao y Guanajuato en algún orden. lo que enciende la ira de muchos de los locales -obviamente de los librepensadores- no es sólo que venga -que les caga- o que su visita implique la visita de aproximadamente dos millones de personas en un fin de semana, es además que el gobierno destine dinero a su visita y, eventualmente, nos lleva al tema de separación iglesia-estado. específicamente, estamos hablando de setenta y cinco millones para unas plataformas y dos millones para unos focos según la nota de El Universal. la cosa es que ese dinero no se lo están regalando al papa, el gobierno lo está inviertiendo en infraestructura para uno de sus enormes centros de convenciones y una de sus iglesias favoritas -que ninguno de esos debiera ser prioridad es otra cosa. lo que muchos no mencionan es que, a cambio, se espera una derrama económica muy importante: digamos, cercana a los novecientos millones de pesos. es decir, la visita del papa es una inversión: un negocio más y el gobierno no tiene por qué tratarlo de manera distinta: está organizando un congreso como cualquier otro con la intención de levantar la economía regional.

el principio de separación de iglesia-estado y, específicamente, el artículo ciento treinta constitucional, no son un axioma de separación -somo su nombre lo sugiere- sino uno de orden; en resumen, establece que Estado > Iglesia, es decir, que prevalecen las leyes civiles sobre las religiosas y que la Iglesia tiene al menos un sector de la vida social en el que no puede intervenir, a saber: el gobierno. pero no es separación porque el Estado tiene el derecho -y la obligación- de regular las actividades religiosas en tanto actividades sociales. eso involucra, por ejemplo, desplegar operativos de seguridad para las peregrinaciones o congregaciones multitudinarias lo mismo que para un partido de fútbol y, si lo considera, aportar recursos para usar el evento religioso como una excusa para levantar la economía local lo mismo que para un partido de fútbol. el mundial de fútbol se organiza en gran medida con recursos del estado -en infraestructura- incluso si la FIFA es un organismo multimillonario (es más, el mundial se organiza prácticamente a beneficio de la FIFA, pues también es negocio para ellos) por la simple razón que es un gran negocio para el pueblo, reactiva la economía, el turismo, es un enorme comercial, etcétera.

me queda claro, y debería quedarnos claro a todos, que eso de "derrama económica" suele ser un decir. o sea, ese negocio va para restauranteros, gasolineros, y sobre todo hoteleros que no tuvieron pena alguna en duplicar sus tarifas para ese fin de semana. cada hotel de la región estará lleno y las carreteras posiblemente saturadas. el gobierno no recupera mucho de esa inversión -quizás a través del flujo vehicular en autopistas de cuota, o del impuesto que recibirá de la ocupación hotelera y ventas en general- y sobre todo la gente no lo verá directamente en sus bolsillos -salvo quizás en propinas o los que salgan a vender medallitas.

sea como fuera, un negocio al que le inviertas setenta y siete millones y te regrese novecientos en un mes, es un excelente negocio. pero la gente no lo ve así: la gente ve un gobierno mocho que invierte en traer al máximo representante de una religión. ¿la gente? porque, después de todo, si van a venir por millones, a lo mejor hay muchos que sí están de acuerdo o que, cuando menos, no les molesta. después de todo, nuestro país sigue siendo un país de mayoría católica y esa mayoría católica también paga impuestos.

este fin de semana se está llevando a cabo el Rally Guanajuato dos mil doce en los mismos tres municipios. al menos durante un día y medio, en Guanajuato capital podemos observar un enorme festival de autos ruidosos, patrocinadores vistosos y edecanes ídem. la cosa es que, el gobierno también le mete dinero a estas cosas, pero nadie protesta. la inversión es bastante menor: entre el estado y los tres municipios invierten del orden de catorce millones -unas cinco veces menos. de nuevo: nada de este dinero se le entrega a los organizadores del Rally sino que, se invierte en infraestructura: arreglar caminos rurales o ese tramo de la subterránea. es cierto, es menos, pero la derrama también es menor, pero mayor proporcionalmente: trescientos millones.

la cosa es que nadie protestó: a todos les gustan los coches ruidosos ¿no? lo que la sociedad de activistas sociales de facebook dice es que está de acuerdo en que el gobierno invierta dinero en un circo que sí les gusta, pero está seriamente indignado porque invierta en otro circo que no les gusta.

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