tengo una cantidad enorme de recuerdos que nunca pasaron, cosas que
jamás vivimos juntos, lugares comunes, conversaciones favoritas que recito de memoria y me río y me disgusto y me sonrojo; en mi vida secreta te conozco mejor. te veo pasar y
me pregunto si tú también te acuerdas de lo que no hicimos para después
perder un tiempo imaginando todo lo que tampoco haremos. se me escapa
la vida así: tenemos incluso argumentos y pasan días en que no pasa
nada, figúrate. qué fácil se ha puesto todo. quisiera llamarte y decirte que todo está bien, pero el énfasis en el lugar equivocado lo haría sonar increíble, innecesario. yo me imagino que así debe sentirse esto: unas dudas terribles, unos celos terribles, un gusto terrible que desborda terriblemente, que no se comparte, que es más del que jamás yo podría y un drama ese sí terriblísimo y un no dejar de pensar en ti que es lo peor de todo. ¿qué tengo yo que ver contigo? esa es la parte del drama; la parte del gusto es querer llamarte y decirte que ojalá todo esté bien. son muy falsos y todo, pero no tengo completo control sobre ellos; es lo bueno de los recuerdos falsos: estoy bien cierto de ellos.