tengo varias luchas personales en la vida: una de ellas es contra el piso de mi baño, perennemente sucio pese a todo, resistente a líquidos y cepillos, frágil; lidio una batalla permanente contra aquellos que dicen que algo es paradójico cuando en realidad es irónico, porque la confusión me revienta algún organo interno; todos los días, sin descanso, peleo contra la gente que da argumentos débiles: argumentum ad consequentiam, ad hominem, ad lógicam, ad ignorantiam, non sequitor, petitio principii, ignoratio elenchi son mis enemigos y yo un paladín de la lógica que no descansa ni gana nunca; la última y más importante es contra mí mismo, mi flojera, mi desinterés, mi falta de consistencia, mis ganas de dormir. la primera de estas luchas le perdí por mi culpa y no habrá nunca vuelta atrás: el piso nunca ofrecerá las condiciones para una batalla verdadera y yo no podré nunca ganarle. la segunda y tercera son peleas inútiles, sin sentido: es mucho más mi pasatiempo que mi deber, más cerca de una obsesión que una ofrenda de paz.