no sé bien qué es la Olimpiada. hablo de ella como si sólo hubiera una, cuando es claro que ni siquiera sería la primera en venir a la mente de cualquiera. me queda claro que la Olimpiada de Matemáticas -aunque son varias- es un concurso. pero decir que es sólo un concurso no me satisface aunque sé que no es exactamente una organización, una institución ni una persona; es una experiencia y a veces me refiero a ella lo mismo que a una religión y otras como a un selecto club, una gran familia extendida. este será el décimo verano consecutivo que lo pase en la Olimpiada, sin vacaciones. a veces me parece que dedicarle tanto tiempo ha impedido mi crecimiento: ocupa prácticamente todo mi tiempo libre y me da excesivas responsabilidades, me ha obligado a quedar mal con mis amigos y a veces también con mi familia, toma todo mi dinero sobrante y a veces también el necesario, me da mis primeras preocupaciones por la mañana y las últimas por la noche; quizás ya debería yo andar haciendo otras cosas: una maestría, tener un trabajo estable, empezar a pasar más tiempo con gente de mi edad. el rencor me dura poco: gracias a la Olimpiada he conocido a muchas de las personas que hoy tengo por más queridas, a las que frecuento más seguido, con las que vivo, e incluso a las que más he amado en mi vida; gracias a la Olimpiada he conocido grandes personas de todos los rincones del país, de las que nunca me despido aunque vea tal sólo un par de veces al año; gracias a la Olimpiada he viajado de punta a punta de la república, visitado algunos estados por vez primera -aunque de muchos no haya visto más que el hotel; y sobre todo, gracias a la Olimpiada he aprendido muchísimo cada vez que quiero enseñar, gracias a la Olimpiada siento que hago algo. cuando la Olimpiada me da razones para no irme a dormir, recuerdo que fue ella quién me dio razones para levantarme de la cama cuando más lo necesitaba. no sé hasta cuánto dure esto, pero me queda claro que me he dedicado a buscar una manera de que dure muchos, muchos años. en lo que llega ese último día, estamos en paz.
