hoy hace una semana se celebró el examen de carrera magisterial -cuando menos para los docentes del estado de Guanajuato. decenas de miles de maestros compiten por varios centenares de plazas que se traducen en un par de horas más a la semana. este examen es en realidad un concurso, pero los que vemos este proceso de fuera tendemos a pensarlo como una evaluación y asumimos que los profesores están reprobados porque les va mal en este examen. si la prueba no fuera exageradamente demandante y complicada, sería imposible determinar satisfactoriamente un porcentaje de mejores exámenes menor al cinco porciento, como es el caso; es decir: mientras más sencillo el examen -mientras más cerca esté de ser una evaluación verdadera- más probabilidades hay de un empate que haría imposible repartir las plazas.
para aclararlo, quisiera explicar un poco en qué consiste el examen:
los docentes tienen tres horas para responder ochenta reactivos. eso es dos minutos y quince segundos por cada uno, si no consideramos el tiempo que toma escribir, voltear hojas, etcétera. además, contrario a la creencia popular, no todas estas preguntas son sobre la materia por la que compiten los profesores, este año al menos el cuarenta porciento -que se traduce a treinta y dos preguntas- son sobre cuestiones administrativas, procedimientos, teoría pedagógica y legislación educativa. esto quiere decir que es falso que cualquiera pueda contestar un examen, pues si no sabes nada de eso aspiras a lo más a un seis.
por último, quiero poner dos preguntas de ejemplo. los profesores de Celaya con quienes trabajo me las hicieron porque les habían quedado dudas:
uno. la siguiente figura consiste de cinco rectángulos iguales. si el área de la figura es de 5,880 unidades cuadradas, ¿cuánto mide el perímetro de cada uno de los rectángulos.
dos. calcula el valor aproximado de la siguiente expresión
tus cinco minutos ya empezaron a correr, suerte.
es cierto, hay muchos profesores malos en nuestras escuelas públicas, pero también hay muchos muy buenos, muy comprometidos, que se esfuerzan y trabajan diario. satanizarlos y culparlos de todo es simplista cuando menos y la solución al problema educativo debe encontrarse con ellos, no pese a ellos ni sobre de ellos.
