hoy que para mí las vacaciones de verano van más o menos a la mitad, imagino que el verano ya no es salvable para otro lado -aunque falta un mes- y según las cuentas de mi yo adolescente, lo he perdido todo. es así que declaro el día de hoy como mi cumpleaños olímpico, mi aniversario de problemas matemáticos debajo del calor. así han pasado para mí los veranos de la última década: de pie desde antes de las nueve con plumones y libreta, media hora de fútbol bajo el sol y una lista enorme de problemas viejos que no he podido resolver desde que tengo quince años y hoy que estoy cerca de cumplir veinticinco no ha hecho más que crecer. he pasado dos quintas partes de mi vida aquí y es como si todo girara a su alrededor: mi calendario, mis amistades, mis rutas y todo mi tiempo pasado, presente y futuro; he puesto en sus manos mi porvenir y mis ahorros, he apostado mi sustento al de otros cuantos y he decidido que nada habrá para mí si no lo hay para todos. ahora todos los años llegamos a Matehuala, San Luis, Rioverde, Ciudad Valles, Tamuín, Tancanhuitz, Matlapa y Tamazunchale. desde la diecisiete hasta la veintiseis se cumple un ciclo que empieza, termina y visita varias veces Guanajuato, pasando por Ixtapan de la Sal, Campeche, Zacatecas, Saltillo, San Carlos, de nuevo Campeche, Ensenada y mi casa en San Luis; paralelamente otro que recorre Colima, Guadalajara, Zacatecas, Comitán de Domínguez, San Luis, Mérida, Colima y La Paz. he obtenido un grado de Doctor y otro de Maestro, que cuando no me asumen licenciado al menos siempre ingeniero. he intentado marcar diferencia en cientos como yo y he conocido otra familia que no sabía que tenía, regada por todo el país; aquí encontré mi lugar, aquí encontré a los míos.
hoy cumplo diez años diciéndome olímpico, que de atlético no tengo nada.
