lunes, 9 de julio de 2012

lunes tres mentiras

hay tres mentiras que le han contado a mi generación -y mucho más marcadamente a las que vienen debajo- que nos han hecho mucho daño cuando buscaban ayudarnos. el problema global de la educación no está en las aulas sino en el hogar: es cómo llegan a las escuelas monstruos intocables, a los que no se les puede llamar la atención y hay que darles todo, nada más por estar ahí. tampoco voy a exagerar diciendo que estas tres frases son las culpables de todo, pero no estaría mal que las pensáramos. 

tres. la educación superior te garantiza un futuro.

estoy seguro que para nuestros padres esto era bastante más cierto, pero hoy en día salen licenciados e ingenieros por los miles y la economía no los necesita a todos. no es que no pueda absorberlos, es simplemente que no necesita tantos. además, tampoco cualquier educación superior es un camino automático: yo por ejemplo estudié Letras Españolas y no sé a dónde me lleve eso. por último, los estudios universitarios no son la única manera de hacerte de un futuro: aquellos que entran a trabajar saliendo de la secundaria tienen casi diez años de experiencia laboral para cuando tú termines tu licenciatura.

la cosa no es la educación superior. la educación por sí sola no hace nada ni por ti, ni por nadie. lo que te garantiza el futuro es ser un chingón, es ser un trabajador, es no rendirte nunca. eso te garantiza el futuro hagas lo que hagas.

dos. lo importante es participar.

esto nos lo repiten hasta el cansancio cada vez que perdemos para que no nos desanimemos y es falso. lo importante en una competencia es ganar: no podemos comparar a los perdedores con los ganadores, no podemos darles el mismo mérito, no debemos menospreciar su preparación y su esfuerzo. otra cosa es que lo importante es divertirse: ahí hay ganancia, ahí hay esfuerzo. otra cosa es que no todo en la vida es una competencia: lo importante en un juego es jugar.

es cierto, hay personas que deben vencer un millón de barreras para poder participar; para ellos sí es lo importante, sí es una victoria. pero perder es su propia recompensa que no deberían arrebatarte: en la derrota está el sentimiento que debe hacer que insistas, que debe hacer que te levantes. en si vas a competir, compite. nadie es merecedor de todo nada más por estar ahí; no se te debe el mundo entero por participar, por hacer precencia. debes ganarte lo que tienes.

uno. eres especial.

eres especial únicamente en el contexto, en el diminuto universo de tu hogar, de tu familia, de tu círculo de amigos e incluso ahí eres reemplazable; puesto que eres tú, nadie más podría serlo, pero si no fueses tú, alguien más lo sería. tus títulos de hijo, hermano, alumno te han sido dados; hay miles de millones como tú en el mundo y varios más en la historia. eres nadie en el gran panorama de las cosas, eres nada en el universo. por el otro lado, hay gente realmente especial: gente que pinta con los pies, gente que ha superado terribles enfermedades o condiciones de desigualdad impresionantes, gente que ha visto en el mundo lo que nadie más antes, en fin.

tenemos tantas ganas de ser especiales que creemos que cosas como desórdenes psicológicos son deseables y normales: bipolar, maniaco-depresivo, personalidades múltiples, etcétera. deseamos tanto serlo que nos inventamos estadísticas falsas, poderes secretos, visiones únicas que nacen sólo del alejamiento o la incomunicación: el uno por ciento de las personas en el planeta son setenta millones; uno en un millón son siete mil personas.

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