domingo, 18 de noviembre de 2012

domingo Olimpiada a futuro

en agosto de este año, la selección mexicana de fútbol sub-veintitrés ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres dos mil doce. es, posiblemente, el logro más grande para las selecciones de fútbol de nuestro país, por encima de los dos títulos mundiales juveniles sub-diecisiete y quizás peleando su lugar con la copa confederaciones. las reacciones se dividen: hay quienes dicen que esto sirve absolutamente de nada cuando nuestro país esta metido en una terrible guerra interior, o la educación tan mal, o tantos pobres. yo no soy de los que piensa así: en el peor de los casos, funciona como un motivante; el fútbol le está empezando a dar a los mexicanos las alegrías que tanto se merece y es a través de estos títulos que se cambia la metalidad del mexicano. 

este mismo verano, Diego Alonso Roque de Nuevo León, obtuvo la segunda medalla de oro en la Olimpiada Internacional de Matemáticas para México. consecuencia de un enorme esfuerzo individual y colectivo, fue ignorado por los medios en general pero ampliamente celebrado por la gente, dicen que estos son las cosas que debemos celebrar, que esto sí beneficia a México, que estos sí son nuestros jóvenes talentosos. yo no creo que sea tan distinto. 

la cosa es que, mientras la Femexfut no haga algo para que el fútbol sea un medio para recuperar espacios públicos, promover la disciplina del deporte y la cultura del ejercicio para tratar de combatir nuestra epidemia de obesidad, la medalla no nos sirve de nada. análogamente, mientras la OMM no haga algo para que la Olimpiada sea un camino para mejorar la matemática en el aula, elevar los resultados de pruebas como PISA y subir en el ranking de la OCDE, la medalla tampoco sirve de mucho. 

si la Olimpiada pasada giró alrededor de celebrar nuestra historia y tradiciones, esta Olimpiada tiene que tratarse de reflexionar sobre nuestro futuro. podemos empezar con las preguntas más sencillas: ¿nuestra tradición de no compartir cama está por encima del presupuesto educativo de universidades y gobiernos y de nuestra propia y cada vez más frecuente dificultad económica? podemos revivir la vieja y amarga discusión de si vale la pena que el Distrito Federal traiga cuatro participantes más que los demás, cuando eso no repercute en medallas o presencia internacional; sobre todo ahora, que existió una delegación treinta y tres pensar si fue empleada de la mejor manera: ¿por qué no crear una delegación de los más recientes mexicanos en la OMCC? es decir, abrir un lugar más a los estados que han mostrado capacidad para encontrar y fortalecer el talento joven. preguntarnos si no sería necesario que el Comité Nacional tuviera mayor injerencia en los procesos de los estados que no muestran mejoría. podemos preguntarnos cómo involucrar más a la industria y la iniciativa privada, quienes deberían ser de los más interesados en encontrar personas capaces de resolver problemas por puro gusto.

hasta llegar a la pregunta de fondo: ¿qué estamos haciendo aquí? normalmente, la Olimpiada se sigue presentando como un programa que busca detectar talento joven y encaminarlo a carreras en las ciencias naturales y exactas. si eso es lo que hacemos, lo estamos haciendo bastante mal: más allá del CIMAT y la UG, no hay realmente otro programa de cacería deportiva y sistemática de olimpiquitos, ni a nivel nacional ni en los estados, que ofrezca becas a los ex-olímpicos o que los busque para presentarle la carrera. pero además, no nos hemos encaminado ni preocupado por construir la cooperación con las Universidades para crear programas de becas a ex-olímpicos y atraerlos a las facultades de ciencias de la UNAM, la UANL, la UADY, la UASLP, la UAQ, el ITESM, el ITESO, el ITAM, etcétera. es Ciencias Genómicas y no Matemáticas la carrera de la UNAM que se presenta ante los alumnos de la OMM cada año.

si lo que hacemos aquí es competir, entonces lo estamos haciendo peor. desde que nos vimos en Sonora, en los últimos ocho años, únicamente diez estados distintos han entrado al top seis (Jalisco (siete), Morelos* (seis),  Yucatán* (seis), Nuevo León (siete), San Luis Potosí (seis), Chihuahua (cuatro), Distrito Federal* (cuatro), Guanajuato (tres), Colima* (dos), Sonoroa* (uno); el * significa que no me sé bien el topseis de este año) prácticamente dominado por sólo cinco o seis estados. nuestra competencia se parece muchísimo a la eliminatoria mundialista de la CONCACAF: compiten muchísimos equipos pero hay unos que ni pintan y al final sabemos que queda entre seis equipos, casi siempre los mismos. y no se puede mientras existan estados cuyo proceso se resume a uno o dos exámenes y tres o cuatro entrenamientos de fines de semana. no entiendo la insistencia en remarcar que ésta es una competencia individual: claro que entendemos eso, pero viajamos como equipo, entrenamos como equipo y son justamente aquellas delegaciones que sienten un orgullo de estado los que suben, los que mejoran.

si lo que hacemos es cambiar la imagen de las matemáticas en el país e influir en los resultados estandarizados, lo estamos haciendo todavía peor. no podemos influir si llegamos a tan pocas personas como lo hacemos. necesitamos universalizar las primeras pruebas, promover la competencia entre la base, pues los que llegan al Nacional compiten hasta por los postres. necesitamos influir en las escuelas promoviendo la creación de talleres olímpicos y círculos matemáticos. no podemos competir ni divulgar ni atraer jóvenes mientras siga habiendo estados donde se inicia el proceso un mes antes.

éste es, según yo, el rumbo que debemos tomar. necesitamos convertirnos en un método, en una política pública que permita que todos celebren los logros internacionales y que cualquiera se sienta capaz de imitarlos. esto es lo que debemos hacer y no es cosa fácil. por eso, creo que deberíamos dividirnos la tarea: los participantes deben volver a casa y promover más que el concurso, el método. deben presionar a su profesor y a su delegado a hacer un examen más, un entrenamiento más; a incluir un alumno más, una escuela más, una región más. deben volver y hacer lo posible porque algún día, cuando ya no puedan, alguien deba sus logros, en parte, al trabajo que hicieron. la labor olímpica se resume en Hoy por ti, mañana por mí. los profesores y delegados nos llevamos casi la misma encomienda: llegar a más. mientras, estos dieciséis jóvenes dorados se encargarán de seguir cosechando medallas para que no falte la motivación.


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