a principios de este año, me había propuesto publicar un artículo en Cracked. hice mi cuenta, leí todos los tutoriales y recomendaciones y reglas y procedimientos, escribí cuatro o cinco borradores entre buenos y más o menos pero nunca subí ninguno a revisión. no sé por qué, lo seguí posponiendo y ni siquiera ahora mismo, entendiendo claramente qué pasó y que me falta, he podido retomarlo.
me gusta mucho escribir. aunque me he vuelto cada vez más flojo o productivo en otras maneras -rebloggeo a una velocidad impresionante en tumblr y tuiteo como si no hubiera mañana- cuando tengo una idea o línea que me gusta, puedo masticarla por días hasta que me guste más: puedo reescribir un párrafo diez veces antes de encontrarme con el párrafo que quería escribir desde el principio.
en la era del internet todos publicamos. yo, por ejemplo, manejo quizás diez blogs entre escribesaurio y sus hermanos en otras lenguas, hasta los que tienen que ver más bien con matemática donde también se escribe. he escrito para otros blogs -de amigos- y publicado en la revista de matemáticas que yo mismo edito. pero también escribí para Tzaloa, la revista de matemáticas de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas, y reciclé mi cuento favorito para una revista llamada Deslengua2 que ni sé dónde se consigue. hace mucho que no lo hago pero llegué a mandar cuentos, poemarios y noveletas a concursos, sin saber siquiera si fueron recibidos. más que nada escribo en internet para el que vea o para mí, en mi computadora.
la semana pasada, el Deforma anunció que David Torres el gato y yo, podríamos ser los primeros asalariados. prometieron mandarnos correo ese mismo día y lo hicieron hasta hoy: me parece que es una especie de free-lance, con opción a seguir creciendo. no sé bien desde cuándo conozco el deforma pero hasta las elecciones lo sigo con frecuencia -para variar, tuve una discusión sobre un artículo en mi lucha contra la 'desinformación': la vida imita al Deforma con tanta frecuencia que ya no sé ni qué pensar.
cuando Gato publicó su primera nota, le pregunté cómo. me dijo y parecía sencillo. mandé mi correo y empecé a mandar colaboraciones; mandé quizás quince antes de que me publicaran la primera -la de Pepe y Toño y la reforma laboral- que la mandé más bien imaginando que ni me leían. desde entonces, iniciamos una suerte de competencia cuyo marcador va hoy ocho a siete favor yo -hoy me publicaron dos: la del Travieso y AMLO y la de Calderón y Connecticut; además de estas tres, fueron mías la de Braumgarten y Red Bull, la de Peña Nieto y el Toluca, la de Ebrard y OCESA, la de Obama y MORENO y la del IFAI y la Coca-Cola. he mandado a lo mejor hasta cuarenta colaboraciones: mando lo mejorcito de lo que se me ocurre y no todo es bueno -es normal.
la idea de que me paguen por escribir me ilusiona muchísimo: creo que siempre lo he deseado. encima, que me paguen por ser gracioso -o intentarlo- me parece más retador. lo que venga es bueno: otras páginas, blogs, videoblogs, columnas en periódicos, peritaje en memes, opinión politicoide, pseudoinvestigación periodística, poemarios de amor no recíproco, novelas cortas de intertextos, artículos de difusión, cuentos de imitación de Borges y Conan Doyle, lo que sea.
lo único que me falta, por ahora, es que me paguen.
lo único que me falta, por ahora, es que me paguen.
