martes, 18 de diciembre de 2012

martes coches y peatones

la calle principal de mi colonia se llama Coordillera de los Himalaya pero de cariño le decimos simplemente Himalaya. las áreas de donaciónde mi colonia -los terrenos que los fraccionadores (o desarrolladores, como les gusta que les digan ahora) están obligados por ley a donarle al municipio para parques, escuelas, iglesias, etcétera- eran (son) los camellones de Himalaya. como si fuera poco, por encima de estos camellones corren líneas de alta tensión, que las vuelven prácticamente inutilizables. Himalaya fue adquiriendo un giro más comercial -contra el uso de tierra residencial original- que volvía la calle un caos a ciertas horas. para remediarlo, la administración municipal anterior convirtió dichos camellones en estacionamientos, comiéndoles un pedazo para ensanchar las calles. pero, para demostrar que sólo importan los autos, no construyó pasos peatonales a nivel, ni instaló topes o semáforos; es más, aunque ahora todo el camellón es estacionamiento, los únicos cruces peatonales marcados están en las esquinas. en resumen: en el terreno que está entre dos calles construyeron estacionamientos que son esos lugares donde dejas tu auto y prosigues tu viaje a pie, pero ensanchar la calle sin cruces peatonales vuelve más complicado cruzar la calle. 

nuestras ciudades están pensadas alrededor de los autos y por eso están tan mal hechas. sólo en algunas ciudades -de lo que yo he visto, sobre todo en el sureste mexicano como Campeche o Mérida- están empezando a tomar en cuenta al peatón: cruces a nivel, zurcos en la banqueta para ciegos, señalamientos en braille, banquetas sin desniveles por cocheras. en otras -como Puebla, me han dicho- sólo se puede dejar el coche en estacionamientos públicos y no en la calle cuando se va al centro.

el coche es el cáncer de nuestras ciudades y lo digo yo que quiero tanto al mío. es necesario desincentivar el uso del vehículo privado a la par de crear un sistema eficiente de transporte público; sobre todo no el primero sin el segundo. ¿cómo? haciendo lo opuesto a lo que pedimos:

uno) impuestos. no sólo no eliminar la tenencia, subirla. crear un IVA más elevado para comprar un auto. seguir con los gasolinazos hasta que la gasolina llegue a un precio que compita con el del resto del mundo -el subsidio no está en el costo de producción sino en venderla muy por debajo de su precio real del mercado- de modo que no sólo sea más caro poseer y usar un auto, además ese gasto extra vaya al erario público.


dos) un sistema de transporte público eficiente. cuando digo eficiente quiero resumirlo todo: bueno, puntual, confiable, barato, sustentable. no sólo carriles, calles exclusivas para transporte público, calles para uso peatonal, buen sistema de cobro, paradas y rutas con cronograma... bueno, pues todo. quizás sea necesario que, además, esté controlado por el estado pues podría financiarse con los impuestos anteriormente mencionados -imaginen en San Luis un tren ligero que vaya de la Alameda a la Zona Industrial, un metrobús por la Salvador Nava.

por supuesto, no el uno sin el dos. no sólo cambiaría el paisaje urbano para bien, seguramente sería más tranquilo y feliz nuestro día. 


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