el tetris es como la vida. las razones son muchas aunque yo sólo puedo ofrecer algunas. es posible que yo no las conozca todas o que, una vez que se escriban también todas las maneras en que el tetris no es como la vida -como la ausencia de una consola o la posibilidad de repetir indefinidamente, a menos que seas ferviente reencarnista- resulte que el presente no es más que un ejercicio en combinatoria de diccionarios. en tetris, como en la vida, uno debe tomar lo que venga. incluso más que eso, uno hace y hace planes que pueden nunca cumplirse, pues el dios del tetris envía lo que venga en gana y no lo que deseas, lo que pides ni lo que te hace falta. (cuántas líneas perdidas esperando una línea de cuatro para recibir una desgraciada pieza s invertida, el tiempo desperdiciado pensando que eventualmente las cosas mejorarán.) en general, si uno no se arriesga, puede terminar siendo un juego mucho muy aburrido y monótono en el que mandarás muchas líneas a mejor vida, pero quizás nunca realmente disfrutes el juego. sin embargo, si sales demasiado de tu zona de confort, es bien posible que no puedas regresar jamás. el tetris es como la vida porque a lo mejor nunca te da un descanso, porque puedes trabajar y mantenerte positivo y hacer tu mejor esfuerzo y, aún así, te obliga a dejar un hueco pensando que en la siguiente te recuperas, que sólo hace falta una pieza y sólo una y es la que sigue, tiene que ser la que sigue.
la mayor diferencia, quizás, es que la vida no termina después de unos cuantos errores, no tiene la duración de una pantalla y podría seguir así por, pues por toda la vida. un espacio vacío aquí, toda una cueva de este lado, una serie interminable de esas horribles piezas s, imposibles de acomodar en ningún lado. y, por eso mismo, hay que seguir adelante. en momentos será como si nada malo hubiera pasado y, con suficiente paciencia, podrías incluso remediarlo; puedes cometer todos los errores que quieras y qué más da, el marcador son sólo numeritos a lo lejos.
a diferencia de tetris, en este juego las piezas las pongo yo.
