miércoles, 24 de julio de 2013

jueves de un nuevo modelo de Olimpiada

Una nueva Olimpiada Mexicana de Matemáticas
Eugenio Daniel Flores Alatorre
delegado OMM y ONMAPS por San Luis Potosí desde noviembre 2007,
comité local para la XXV y XXVI OMM, instructor en el curso de entrenadores 2013,
director de CARMA, editor en jefe de Editorial Dinosaurio,
CM de la OMM en facebook

Abstract
La Olimpiada de Matemáticas es el concurso anual de matemáticas para estudiantes preuniversitarios más importante en nuestro país y a nivel mundial. Su objetivo es promover el estudio de las matemáticas en forma creativa, alejándose del estudio tradicional que promueve la memorización y mecanización, y buscando desarrollar el razonamiento y la imaginación de los jóvenes. 
La Olimpiada Mexicana de Matemáticas reconoce de cierto modo quizás no escrito, pero siempre presente en todo folleto y presentación tres objetivos principales: (a) elegir a las delegaciones mexicanas para participar en las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas -la IMO, la OMCC, la Ibero, la IMC-, (b) encauzar alumnos hacia una carrera en matemáticas; y (c) mostrar un lado diferente de las matemáticas. Yo interpreto estos objetivos como (a) competir, (b) influir en la educación superior, investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y (c) influir en la educación matemática básica del país. Dos de estos tres objetivos convierten a la Olimpiada en un Proyecto Social y sólo uno de ellos lo deja como concurso. Quiero enfocarme en esa parte de convertir la Olimpiada en un Proyecto Social.

A lo largo de este extenso documento no-tan-formal, quisiera hacer un análisis de la situación actual con respecto al cumplimiento de estos objetivos y proponer la manera en la cual -desde mi perspectiva- podría cambiarse esa situación. Eché el currículum por delante para mostrar que no hablo desde la ignorancia y, sobre todo, que hablo desde la dedicación, la pasión y el trabajo.

Panorama actual

Me parece que si alguno de estos objetivos está cerca de cumplirse es el primero, no tanto en la competencia nacional sino en las competencias internacionales, y si en los otros dos hay avances, estos son tangenciales y "de rebote", pues no se deben a una intervención directa de la OMM sino a la de la gente que colabora en ella.

Primero, tengo que resaltar que se ha estado haciendo un excelente trabajo en preparar a los distintos equipos mexicanos que participan en las competencias internacionales, tanto IMO, Ibero, Centro y la reciente IMC. Cada año, el equipo realiza participaciones históricas y probablemente lo siga haciendo durante varios años más. Este objetivo se está cumpliendo amplia, cabal, puntual y muchos otros mente.

Sin embargo, la situación en los estados es tan increíblemente dispareja que es imposible hablar de una verdadera competencia. Desde el 2005, diez estados -prácticamente la tercera parte- no han tenido un primer lugar; en los últimos años sólo Jalisco y Morelos han quedado en primer lugar y en toda la historia hace falta agregar sólo a Chihuahua, Michoacán, el Distrito Federal y Guanajuato. No es un concurso parejo ni un concurso de buen nivel -lo que sucede es que hay entrenamientos nacionales de muy buen nivel. No sólo eso, la disparidad presupuestal es increíble pues mientras que un par de Comités Estatales pueden ejercer cientos de miles de pesos, muchos otros inician cada año con cero: en muchos estados, aceptar la delegación es aceptar financiar la olimpiada estatal.

Sobre canalizar a los jóvenes a carreras en la ciencia, me imagino que se refieren al CIMAT o a Genómicas en la UNAM Cuernavaca, los únicos dos programas de atracción de olímpicos, el primero mediante becas e invitación personal, el segundo mediante publicidad. No hay más programas universitarios que busquen abiertamente contar con el capital humano que se construye en nuestra olimpiada. La propia Olimpiada no es una oportunidad de desarrollo personal ni profesional para aquellos que prepara, pues los obliga al voluntariado so pena de despurificar el espíritu olímpico.

Por último, actualmente la Olimpiada tiene un impacto social igual a cero. No hay un impacto en el aula, no hay un trabajo con la sociedad, con los docentes ni actividades abiertas al público, de divulgación o acciones específicas que lleve a cabo el Comité Nacional para hacerlas. Es decir, en general, nuestra presunción de estar afectando la manera en que se hacen y enseñan las matemáticas en el país es sólo eso: una presunción. Estoy seguro que la gente ni siquiera tiene idea de cómo es la Olimpiada de Matemáticas y, mientras eso no suceda, no podrá sentir los éxitos como propios.

Un nuevo Comité Nacional

Para poder hacer cualquier cambio, es necesario modificar la estructura y organización de la OMM, particularmente su Comité Nacional y la relación con los Delegados. Esto es común a la persecusión de los tres objetivos marcados, pues la organización actual podría no permitir alcanzarlos. 

El Comité Nacional es extremadamente fuerte hacia adentro, particularmente en las labores académicas que realiza; sin embargo es débil hacia el exterior, en la organización de la Olimpiada hasta antes del evento nacional y la labor que se realiza en los estados.

La gente conoce a la Olimpiada Mexicana y la concibe como un evento nacional. Se comunica con ellos pero ésta les informa que tienen que hacer un proceso estatal primero. ¿Cuándo empezó? ¿Cómo es? ¿Dónde? ¿Qué etapas? Quién sabe. Tienen suerte si la información de los delegados está actualizada y es posible comunicarse con ellos. 

Lo primero que tiene que hacer el Comité Nacional para establecerse como un Comité Nacional fuerte es consolidar una imagen: tener claros los objetivos y alcances, las reglas y requisitos de participación, sus integrantes y sus funciones; debe tener bien claros los medios oficiales de difusión y contacto y trabajar en la imagen del concurso. Necesita, pues, tener bien claros los siguientes departamentos:
  • Difusión Institucional, que haga comunicados de prensa, que tenga una relación con medios y reporteros y se encargue del diseño de desplegados y administración de redes sociales.
  • Gestión, que busque y consiga apoyos oficiales y patrocinios.
  • Educación Superior, que procure crear vículos con instituciones de educación superior para crear programas que atraigan y se nutran de los programas de Olimpiadas tanto nacional como estatales. 
  • Educación Básica, que busque mostrar la cara distinta de las matemáticas que dice mostrar, a través tanto de programas de difusión de la ciencia, talleres de Olimpiada y cursos de actualización para docentes con enfoque olímpico.
Todo lo anterior haría de la Olimpiada una institución idealmente capaz no sólo de perseguir sus objetivos, sino de costearlos. No soy alguien que crea que todo debe juzgarse a partir de la utilidad práctica, pero me parece que la Olimpiada falla en responderle a sus críticos de manera concisa y tangible para qué sirve y por qué invertir en ella.

Algo similar debe ocurrir al interior de cada delegación. El presidente del Comité Nacional nombra un Delegado por cada estado, cuya misión es elegir a la delegación que participará en el concurso nacional mediante la organización de un concurso estatal; en este sentido, el Delegado es miembro del Comité Nacional. Sin embargo, como esto lo pide "de favor", no puede imponer nada. El resultado es una disparidad monstruosa: estados con un proceso de miles de participantes, más de seis meses de duración y cientos de horas de entrenamiento contra estados de decenas de participantes, un mes de convocatoria y practicamente nulo entrenamiento.

No hay articulación alguna entre el Comité Nacional y lo que sucede en los estados. Estoy convencido de que el Comité Nacional no sabe, no quiere saber o quiere hacer como que no sabe lo que sucede en la mayoría de los estados. El Comité Nacinal no conoce ni reconoce la labor de nadie más al interior de los estados: desconoce tanto lo que sucede en cada estado que termina reconociendo igual al Coordinador que al Delegado, como si su labor en la Olimpiada fuera comparable. Es decir, no existen realmente los Comités Estatales sino que son una extensión de la persona Delegado. Para el Comité Nacional, la Olimpiada es lo que sucede del nacional en adelante.
Esto tiene que cambiar de muchas maneras: las Delegaciones requieren ser dotadas de mayor autonomía a la vez que personalidad jurídica: el Delegado está armada únicamente de un "nombramiento" y a partir de ahí debe crear toda la demás estructura: mientras que la OMM es un programa de la Sociedad Matemática Mexicana, AC, ¿qué son las delegaciones estatales? No son delegaciones de la SMM, no son delegaciones de la OMM, no tienen medios para hacerse de recursos propios y deberían solventarse mediante el apoyo de los gobiernos estatales o universidades, cosa que en general no sucede. 
Es mi opinión que la OMM debe constituir delegaciones de la OMM en los estados para proteger a los Comités Estatales y darles autonomía a la vez que regularlos. Digo de la OMM y no de la SMM porque me parece que es necesario que la OMM deje de ser un programa de la SMM y se convierta en OMM, AC.

En específico:
  • Reconocer a más de dos personas por delegación o bien, constituir delegaciones de la OMM con personalidad jurídica propia.
  • Proveer un financiamiento mínimo a los Comités Estatales para exigir el cumplimiento de un concurso estatal que cubra ciertos estándares mínimos, entre ellos: cubrir fechas máximas de convocatoria, hacer llegar información mínima necesaria para la difusión, proveer un mínimo de entrenamiento.

Una nueva mentalidad

No conozco otro lugar donde se espera que un trabajo tan especializado como el de entrenador olímpico y que requiere tanto tiempo y dedicación sea orillado al voluntariado. No concibo que docentes, profesores e investigadores crean que un trabajo como la enseñanza no merezca retribución alguna.

La Olimpiada es un concurso amateur porque nadie puede vivir de esto: es un hobbie obligado. No puede llegar a ser un proyecto de desarrollo social mientras al seno de ésta no existan posibilidades de desarrollo personal y profesional para quienes nos dedicamos a ella. En principio, la retribución no tiene que ser mayúscula: es inhumano que los entrenadores no sólo no reciban más que las gracias, encima tengan que pagar ellos sus camiones, sus gastos de traslado, sus comidas fuera de casa, etcétera. En algunos estados, los entrenadores tienen que pagar sus viajes a las sedes a aplicar exámenes, entrenar. 

No puede pensar en tener gente altamente especilizada dedicándose de lleno al proyecto social que puede ser la Olimpiada sin buscar una manera de que sea ésta su fuente de sustento. Lo primero es reconocerlos, conocerlos, no negar su condición de trabajo. Hasta que no sea así, será el empleo principal el que decida cuándo y bajo qué términos existe olimpiada en los Estados.

Esta nueva mentalidad es la de un concurso profesional, un proyecto que puede volverse social porque se ha por fin vuelto comunidad.

Nuevas fuentes de financiamiento 

Incluso si la Olimpiada permanece como está, para alcanzar sus fines requiere más presupuesto. Si empezamos a considerarla como un proyecto social de fuerte impacto, cualquiera pensaría que el presupuesto rápidamente se duplica o triplica. No creo que esto tenga que ser así y quisiera proponer dos medidas que cambiarían la situación:
  • Eliminar la gratuidad del concurso en la etapa Estatal.
  • Disminuir los costos de la organización Evento Nacional
Me parece que el segundo será más sencillo de sostener y empiezo por él: por pura humanidad, el Evento Nacional de la OMM tiene que ser más barato. Es inconcebible que pidamos la intervención de Secretarías de Educación para solventar gastos millonarios de alimentación y hospedaje de tres centenares de personas. Así, mientras la principal fuente de financiamiento de la OMM sean fondos públicos, nuestro concurso nacional tiene que ser mucho más austero. Propongo las siguientes medidas:
  • Compartir cama. El Comité Nacional debe preocuparse por proveer alojamiento a los participantes, no alojamiento de lujo. Si alguien no desea compartir cama, que cubra una cuota adicional.
  • La Olimpiada concluye en viernes. 
Esas dos muy sencillas medidas, el Comité Nacional podría ejercer quizás medio millón de pesos de manera distinta.

El tema de la gratuidad es mucho más complicado. Qué bueno que el concurso nacional sea gratuito, qué bueno que a través de patrocinadores puedan costearles todo. Primero, si la negativa es un asunto de confianza -es decir, de que el dinero recaudado se utilice para fines distintos de los establecidos en el programa- lo correcto no es sostener la gratuidad a toda fuerza, sino deshacerse de las personas que no son confiables. Insisto en eliminar la gratuidad como camino sencillo a la obtención de fondos: ¿por qué no habrían de pagar aquellos que se ven beneficiados? Ni siquiera propongo cantidades grandes: pedir una cooperación de simples diez pesos para la segunda etapa de San Luis Potosí alcanza para costear toda la organización estatal. La eliminación de la gratuidad necesariamente viene acompañada de medidas de transparencia y controles sobre la manera de ejercer ese dinero.

Desde mi perspectiva gastada, no eliminar la gratuidad es la manera que tiene el Comité Nacional de decir que prefiere que los concursos estatales sean financiados por delegados y entrenadores antes que por los alumnos participantes. Quizás la negativa a poner cuotas viene de la confusión entre Concurso y Proyecto Social: como sólo tenemos Concurso, queremos hacerlo pasar a éste como el Proyecto Social.

Ese medio millón adicional se usa para eliminar la disparidad presupuestal entre estados, otorgándole a cada delegado quizás 5-10mil pesos para ejercer en la organización del concurso estatal cuyo financiamiento puede depender entonces -una vez eliminada la gratuidad- no sólo de su capacidad de gestión sino de su posibilidad de cobertura y difusión. El resto serviría para actividades de impacto social orientadas al cumplimiento de objetivos (b) y (c).

a. Mejorar el concurso nacional 
mejorando los concursos estatales


Nuestro concurso nacional es malito. ¿Asisten a él los mejores doscientos participantes del país? No. Asisten los mejores seis de cada estado, que puede ser muy distinto. ¿Cualquiera de los asistentes puede pelear por un primer lugar? No. En nuestro modelo actual donde hay exámenes perfectos y exámenes vacíos no podemos hablar de una competencia reñida más que en ciertos estratos. Todavía más, para la próxima IMO podríamos pensar que sólo hay dos lugares y uno ya más o menos sabe quiénes podrían ocuparlos.

La manera de mejorar la Olimpiada es bajarla a la gente. Que la gente que participa en concursos estatales sienta que está participando en la Olimpiada Mexicana de Matemáticas y no en un previo. ¡Imagínense lo que sería que el diploma estatal tuviera la firma del Presidente de la Olimpiada! Un Comité Nacional más fuerte debería imponer criterios estrictos y trabajar para la nivelación del concurso mediante reglas: 
  • No volver a menospreciar la labor de los estados marcando explícitamente que "es un concurso individual".
  • Exigir procesos mínimos a los estados: que la convocatoria esté disponible antes de cierto día y que el concurso arranque antes de cierto otro día, que la difusión alcance un mínimo de escuelas, etcétera. 
  • Que el tamaño de las delegaciones sea variable.
  • Crear criterios de evaluación para otorgar títulos de "Entrenador de Olimpiada". 
No creo necesario argumentar las dos primeras. 

Para elevar el nivel de la competencia, hacerla óptima y más justa, el tamaño de las delegaciones debe ser variable. Si quizás es más complicado centralizar el concurso -crear eliminatorias nacionales de modo que pasen los mejores del país sin importar su procedencia- es bastante posible hacer que el tamaño de la delegación dependa de las participaciones anteriores: se calcula el promedio por participante de los últimos tres nacionales, los tres estados más altos pueden participar la siguiente edición hasta con diez alumnos alumnos, los siguientes dos hasta con ocho, los siguienes cinco hasta con siete, los siguientes doce hasta con seis, los siguientes cinco hasta con cinco, los últimos cinco hasta con cuatro -o algo similar. Este proceso recnoce, a la vez, el esfuerzo individual como el por equipos.
Esta medida no sería permanente. Idealmente, empujaría una menor disparidad entre concursantes individuales y entre equipos en no más de cinco años. A partir de ahí, uno puede empezar a aplicar menos diferencia entre número de participantes por equipo -todos llevan al menos cinco y algunos llevan hasta nueve- hasta regresarlo al balance actual o uno muy parecido.

El nivel de la competencia nacional depende en gran medida del trabajo de los entrenadores estatales y sin embargo muchos nunca serán reconocidos. Un Padrón Nacional de Entrenadores de Olimpiada permitiría ver muy ostensiblemente por qué hay estados que no compiten; preparar gente y reconocerlos como entrenadores de olimpiada les permite buscar un trabajo como tal, abre puertas, crea oportunidades, reconoce la especialización de sus conocimientos. Además, puede ser muy barato: en sentido práctico, es simplemente un papel firmado. Sin embargo, hay que valorarlo lo suficiente pues entregar papeles por entregarlos no resuelve nada; es decir, requiere de evaluación constante.

b. La educación superior

Este es uno de los puntos quizás más sencillos pues no depende principalmente de nosotros y ya adelanté cómo atenderlo. Si uno de los objetivos de la Olimpiada es encauzar a los participantes a carreras en la ciencia, es importante que la participación en la olimpiada les abra algunas oportunidades. Para ello, bastaría con que el Comité Nacional creara una comisión encargada de reunirse con Universidades tratando de vender el capital humano que tiene la olimpiada, de modo que abran oportunidades de becas y facilidades a ex-olímpicos nacionales y estatales; esto probablemente implique abrir la publicidad durante el evento a otras carreras además de Genómicas.

En lo personal, me parece necesario e importante buscar una mayor colaboración con las Escuelas Normales Superiores y Universidades que tengan programas de Matemática Educativa. Finalmente, eso es lo que estamos haciendo en la Olimpiada: enseñar matemáticas. Hay programas en la UASLP, en la UdG, en la USon, en la Michoacana, además del programa de maestría en Cinvestav.

c. El proyecto social

El Proyecto Social es el centro del presente documento y su motivante principal. Actualmente, es muy complicado decir que la Olimpiada influye de alguna manera no sólo en la educación básica, en la imagen de las matemáticas o su enseñanza sino en la sociedad en general y más que complicado, es algo que está fuertemente infundado. No influimos. Queremos hacerlo, pero la verdad es que trabajando con menos de mil alumnos en todo el país, nuestra influencia es inexistente.

Encima de lo anterior, en términos de volumen, la OMM es una pésima inversión educativa: prácticamente todo el presupuesto es para cubrir alimentación, hospedaje o pasajes de avión y nada está destinado para trabajar con alumnos. Seguro no faltará la comparación con el deporte. A diferencia de las olimpiadas de la ciencia, las olimpiadas deportivas han creado infrastructura física y humana para llevar el deporte al grueso de la sociedad; las olimpiadas de la ciencia no.

La influencia que queremos tener es la misma: lo que queremos es mejorar la educación y el aprendizaje de matemáticas en nuestro país. Propongo una serie de acciones específicas para tener cierta influencia y pensar en realmente empezar a influir.
  • Apoyar la creación de talleres de olimpiada escolares o locales avalados por la OMM. 
    • Tener disponible y público material elemental: las Tzaloas, los Cuadernos de Olimpiada. 
    • A partir del Padrón Nacional de Entrenadores de Olimpiada, ofertar cursos regionales de actualización y seguimiento. 
    • Ofrecer cursos a los docentes que imparten los talleres escolares y locales. 
    • Empujar el Calendario Matemático; crear un boletín para tener problemas de Olimpiada en periódicos murales a lo largo y ancho del país.
  • Crear más material elemental, ligado a los contenidos de la educación básica.
  • Realizar un Congreso de Matemáticas Olímpicas.
  • Tener grupos de Difusión de la Matemática de la OMM
Lo primero es bastante sencillo, la verdad. Lo primero es simplemente elaborar criterios y requisitos que un taller escolar debe cubrir para considerarse Taller de Olimpiada y que la OMM avale su existencia. Esto sirve un doble propósito: aprovechar y reconocer el trabajo ya hecho y luego, que la gente sienta que está participando en la Olimpiada desde etapas muy elementales.
Con esos criterios, crear un mapa de luces de dónde en el país hay un taller, para canalizar alumnos interesados a ellos. Aprovechar los Talleres que ya tienen ciertas escuelas a iniciativa propia, de docentes, de ex-olímpicos, de delegados o de empresas como Didáctica Especializada o Carma y dar facilidades para crear nuevos talleres avalados. Hacer concursos entre ellos, ofrecerles asesoría, material, tzaloas, etcétera.
Ofrecerles talleres y cursos a los docentes que guían los talleres, mostrando maneras de introducir los métodos y formas de la Olimpiada en el aula. Este trabajo se apoya en los Entrenadores de Olimpiada -tratados en puntos anteriores- que aumenta la experiencia de un grupo de gente que podría crecer muy rápidamente.
El Padrón de Entrenadores reconoce niveles y los de mayor nivel ayudan a los de menor nivel en reuniones regionales de cierta frecuencia.
(Carma/Kaanbal va a empezar a ofrecer un servicio así a partir de agosto y Didáctica Especializada apoya varios profesores que impulsan las olimpiadas en sus estados, quienes ya recibieron cierta capacitación por parte de DiEs. La Olimpiada puede apoyarse en estos proyectos avalando instituciones capacitadas para asesorar talleres. Aunque no lo haga, los Talleres seguirán naciendo.)

El material disponible y creado por la OMM no es elemental ni inicial. Hay un enorme hueco en material de ese tipo: material que pueda influir la manera en que se hacen las cosas en el aula o que busque vincular el trabajo en el aula con la matemática olímpica y sus métodos.
(De nuevo, DiEs sí tiene material así sobre todo para secundaria y Editorial Dinosaurio ha tratado de cubrir ese hueco -y tiene varios proyectos cocinándose- con sus obvias dificultades de tiempo y financiamiento.)

La necesidad del congreso es la de mostrarle a la sociedad, a la academia y a la docencia cómo es que puede influir la matemática: métodos, herramientas, publicaciones, investigación, etcétera. Abrirnos a la sociedad y buscar trabajar con ellos y no pese a ellos. Y abrirnos a la sociedad porque somos un grupo hermético, exclusivo y a veces excluyente. Si la Olimpiada de Matemáticas es una escuela de pensamiento -como lo defiendo yo- entonces olímpico no es sólo aquel que participa en una y obtiene medallas.

Para que la Olimpiada muestre una cara distinta de la matemática tiene que ir ante alumnos, pararse en aulas y plazas públicas y mostrar esa cara distinta de las matemáticas. Un grupo de difusión de las matemáticas -pero también conferencistas, talleres, etcétera- hacen esa labor muy bien.
(Matemorfosis de CIMAT es un excelente grupo de Difusión; Carma ha ido construyendo uno propio también.)

(Nótese que aproveche esto último para hacerle comercial a Carma, Editorial Dinosaurio, etcétera. Si yo mantuviera Carma por el negocio, hace mucho hubiera cerrado.)

Es decir, el primer paso importante es reconocer ciertas acciones, iniciativas, personas, talleres como "oficiales" para que la OMM extienda su alcance. Esto unifica esfuerzos y reconoce lo que ya se está haciendo y se seguirá haciendo de todos modos. 

Acciones inmediatas

¿Qué del maldito palabrerío que ocupa diez cuartillas en Word hasta antes de aquí puede empezar a hacerse desde ya? No pocas cosas. Me parece que con acciones sencillas, podría dejarse todo listo para discutir los detalles finales en el Concurso Nacional de noviembre y arrancar con más fuerza.

Estas son las acciones que puede empezar la Olimpiada para mejorar. La idea central es bajar la Olimpiada al aula, a las comunidades escolares, a los concursos estatales y, a la vez, subirla desde el aula, desde las comunidades escolares, desde los concursos estatales. 
  1. La página web tiene que ser más útil para la gente que está iniciando y eso se mide en función de dos factores sencillos:
    1. Cuánta información tiene sobre los concursos estatales.
    2. Cuánto material tiene. (Le faltan los arhivos .pdf de Tzaloas y Cuadernos de Olimpiada.)
    3. Exigir de cada delegación una página con material, información elemental de calendario, contacto y convocatoria. 
  2. Empiece a crear las exigencias de un proceso estatal mínimo, con fechas y periodos mínimos de concurso, y entrega y difusión de información, a la vez que busque la manera de reconocer a los Comités Estatales y protegerlos.  
  3. Puede empezar a volver más austero el concurso nacional y considere la discusión de la gratuidad en la siguiente junta de delegados. 
  4. Empiece a elaborar los criterios para reconocer, crear y promover Entrenadores avalados por la OMM así como Talleres de Olimpiada avalados por la OMM; creando exámenes de admisión y métodos de evaluación para el ingreso al Padrón Nacional de Entrenadores de Olimpiada y material y sistema de seguimiento y trabajo con la Red Nacional de Talleres de Olimpiada.
  5. Tenga una agenda editorial más amplia, con proyectos que acepten colaboración de un equipo más grande, apoyándose del trabajo que se hace en los estados.
    1. Hacerse de una base de datos de escuelas, en coordinación con las delegaciones estatales. 
    2. Iniciar el proyecto de periódico mural, decidir qué iniciativas personales o estatales pueden volverse "oficiales": los videos de Leo, el blog de Adán, los millones de otros blogs, la Olimpiada Lechona, los videos de Carma, el Reto Carma, Editorial Dinosaurio, etcétera.
  6. Nadie nunca vuelve a hablar de espíritu olímpico como argumento.
Estas sencillas acciones pueden crear apertura, crear fuerza, crear unidad. El primero y segundo son para difusión de la información y vinculación entre niveles de la Olimpiada; el tercero trata sobre fuentes alternativas de financiamiento; el cuarto y quinto son pasos necesarios para empezar a hablar de un proyecto de impacto social cuyos fundamentos pueden sentarse tan pronto como noviembre; el sexto es un favor personal.

Entre otras cosas que necesita la Olimpiada es un foro para discutir cosas así. Mientras tanto, les presto esta entrada y el poder de los comentarios de facebook. 



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