lunes, 15 de julio de 2013

lunes olimpiada pública y gratuita

la discusión de ayer toma especial relevancia para mí en un contexto no convencional: el de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas. la pregunta no es si la Olimpiada debería costar, porque cuesta, sino quién debería pagarla. en principio, la Olimpiada tiene un Comité Nacional y delegados en cada uno de los estados más o menos aventados a su suerte: cada delegado debe ver por el financiamiento del concurso en su estado con la condición de que no puede cobrar la participación. 

no debe ser complicado imaginar que la Olimpiada enfrenta problemas de financiamiento tanto a nivel estatal como nacional. no es una pregunta sencilla: ¿quién debería financiar la Olimpiada? ¿los gobiernos estatales a través de las secretarías de educación y direcciones de educación básica? ¿las universidades públicas? ¿las privadas? ¿los subsistemas de bachillerato? ¿el municipio? ¿la iniciativa privada a través de patrocinios? ¿los alumnos participantes o sus escuelas? a cualquiera de estas preguntas, la respuesta probablemente sea el foxismo: ¿y yo por qué?

no es el tema que quiero abordar sino, para variar, el de los entrenadores y su situación. en general, parece que el Comité Nacional apuesta a mantener la Olimpiada como un concurso amateur, de cierto modo ignorando el altísimo grado de especialización que requiere preparar alumnos, al negar la posibilidad de cobrar. en el punto más alejado del espectro, hay quienes opinan que darle alguna compensación económica a los insctuctores -porque es insensato pensar en un sueldo- "prostituiría" el espíritu olímpico; la respuesta correcta, desde mi punto de vista, a semejante acusación debe ser Prostituya a su puta madre, pero intentaré ser más educado en mi exposición.

las "cuotas" escolares y el servicio social

me parece que son dos las definiciones incorrectas que predominan en torno a estas cuestiones dentro de la Olimpiada; una de ellas se extiende a nuestro sistema educativo. 

el acceso al concurso es gratuito. ¿deben los cursos ser gratuitos? en algunos estados, los cursos son un par de sesiones; en lugares como San Luis, el curso de verano dura aproximadamente doscientas cincuenta horas. esta ambigüedad se debe a que el Comité Nacional no ha definido en qué debe consistir un proceso estatal pues, al no financiar los distintos concursos en los estados, no se siente capaz de exigirles nada.

la gente, en general, parece creer que cobrar una cuota por participar o asistir a los cursos equivale a lucrar, es decir, que se hace negocio a costillas de algo tan puro como es la Olimpiada. hay padres y escuelas que se niegan rotundamente a dar algún apoyo "Porque eso es cosa del gobierno" o razones similares. me parece muy importante hacer la diferencia entre lucrar y cobrar. con la Olimpiada yo no quiero lucrar, quiero comer. de perdido, si no puedo ganar algo como cualquier otra persona supone a cambio de un trabajo, no quiero salir perdiendo: que no tenga que pagar comidas, camiones, gasolina, viáticos ni yo ni nadie del equipo. para eso se cobraría: no para comprarnos autos del año, para llevar una vida digna a cambio de nuestro trabajo honesto y eso, señores, no es lucrar. 

he tenido que defender varias veces la existencia de Carma y no me parece el lugar. nadie está lucrando: hay ciertas personas que van y hacen un trabajo y, a cambio, reciben un pago. el trabajo que ofrecen es, en general, altamente especializado y son pocas las personas capacitadas para hacerlo. 

esto se hereda de la visión que los entrenadores deben ver su labor como una especie de servicio a la comunidad, un trabajo que, de ensuciarse con el maldito dinero, perdería su encanto y pureza. lo que me parece más triste es que opiniones como esas prevalezcan entre profesores, quienes más que nadie deberían entender que impartir conocimiento es una labor digna de recompensa. una cosa es verlo como servicio social y "amor al arte" porque no haya de otra, otra muy distinta es negarle su condición de trabajo. la vocación de servicio y generosidad no está peleada con el sustento.

¿se debe cobrar la Olimpiada?

sí. ante la falta de apoyos, se debería permitir cobrar cuotas como impuestos. uno muy general y bajo en la inscripción, uno ligeramente más alto para los cursos. en San Luis, cobrar diez pesos la inscripción a la segunda etapa significaría un ingreso superior a los diez mil pesos que resuelve los problemas económicos para la orgnización; cobrar cien pesos por cada bloque del curso de verano es un ingreso de cinco mil pesos, que alcanza para que los instructores puedan recibir algo y nadie, en ningún paso, estaría lucrando una sola chingada. los gastos del evento nacional hemos aprendido a solventarlos con la Olimpiada de Otoño.

el Comité Nacional tiene que hacer más por la profesionalización del concurso: tiene que imponer parámetros mínimos y evaluación de instructores y delegados de modo que sea posible que  los instructores estén certificados y estén autorizados a percibir una compensación por mínima que sea; tiene que proponer algún modelo de transparencia y confianza, de modo que sea posible que las delegaciones establezcan cuotas. incluso si hubiera apoyo oficial y patrocinio constante, ingresos adicionales permiten crear estructura, hacer más por la organización de los concursos, entregar premios, etcétera.

son, por supuesto, temas que dan para mucho y, posiblemente, dentro de poco habrá propuestas más concretas. 

estén atentos. 
si quieren. 



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