el día de hoy inició en la práctica final -quizás todavía no formalmente- mi más reciente y espero que última prueba a la paciencia paternal en forma de Licenciatura en Matemática Educativa en la Autónoma de San Luis Potosí. sí, licenciatura. no empiezo de cero pero no sé dónde empiezo pues el proceso de revalidación no ha concluido. he sido bien recibido por la gente que conozco gracias a la Olimpiada: coordinadores de carreras, secretario académico quienes me han tratado bien y mostrado gusto por tenerme acá; espero poder responder y ojalá encontrar nuevas alternativas al trabajo olímpico.
el coordinador de la carrera me advirtió que las materias podrían parecerme entre de risa y de hueva y no decepcionó. sin mucho éxito he pasado el día intentando encontrar una metáfora adecuada sobre un pez pequeño que se encontraba en una pecera bastante grande y que al moverse a una pecera más pequeña se siente crecido. sin embargo, la plantilla docente me parece una colección de estereotipos didácticos: el cómico amistoso que repite siempre los mismos chistes y desea hacer una matemática más atractiva con obras de teatro y cómics; la maestra que cree que la didáctica consiste de reflexiones del tipo Por qué el uno es uno y no dos, o Cómo le explicaríamos a un marciano las diferencias entre los conocimientos de la matemática y de la teoría del color; el profesor que, pense a enseñar a alumnos de una carrera que se llama Matemática Educativa, desprecia por completo todo excepto el resultado. es, en general, un programa en el que desde alumnos hasta directivos le tienen poca fe y saben bien de sus deficiencias.
siempre he sido un firme creyente de la posibilidad de cambiar el sistema desde adentro y esa es la justificación que me puedo dar por ahora: el fin por los medios. creo que debe empezar una fuerte revolución de matemática educativa en México para tratar de hacer frente a nuestros problemas, para dotar de seriedad, profesionalismo y formalidad a la disciplina y los distintos programas universitarios, desde el cuerpo docente hasta el alumnado completo. mientras esa revolución comienza, estaré en la fila de atrás, poniéndole apodos a mis compañeros.
siempre he sido un firme creyente de la posibilidad de cambiar el sistema desde adentro y esa es la justificación que me puedo dar por ahora: el fin por los medios. creo que debe empezar una fuerte revolución de matemática educativa en México para tratar de hacer frente a nuestros problemas, para dotar de seriedad, profesionalismo y formalidad a la disciplina y los distintos programas universitarios, desde el cuerpo docente hasta el alumnado completo. mientras esa revolución comienza, estaré en la fila de atrás, poniéndole apodos a mis compañeros.
