en un par de ocasiones que me han pedido acá en la Facultad de Ciencias que exponga los temas filosóficos de las materias más didácticas o históricas, donde me piden tocar temas de Filosofía de la Educación como Epistemología, Teleología, Mesología, Axiología, Ontología, Zoología, Gimnasia y Magnesia, invariablemente hago mención de Heráclito. desde mi perspectiva poco leída y quizás errónea, es necesario entender algo de Heráclito para poder hablar de Hegel y su dialéctica, necesarios para poder entender a Vygotsky aunque, de nuevo, quizás me equivoque.
empiezo diciendo que la gran pelea del mundo clásico no fue, como se cree, la pelea entre Platón y Aristóteles. claro, la suya es una discusión interesante y puntos de vista contrarios que parecen resumir las opciones que se nos presentan para encarar la realidad: si materialista o idealista -además de que se repite en varias ocasiones más a lo largo de la historia. la verdadera pelea del siglo fue la que sostuvieron Heráclito y Parménides, pelea que ganó éste último y cuya visión del ser ha permeado en todo el mundo occidental -que nos incluye-.
así, mientras que para Heráclito "en los mismos ríos entramos y no entramos" -versión mucho más poética de "nadie se baña dos veces en el mismo río", pero igual de puntual- para Parménides el ser es, el no ser no es, y nada puede ser y no ser. sabemos que esta fue una buena pelea porque cuando Parménides habla de los heracliteanos, se refiere a ellos como "aquellos que creen que ser y no ser es lo mismo y no es lo mismo"; no se sabe si después de decir eso, enormes gafas oscuras cayeron del cielo con la leyenda deal with it.
claro que todo esto se discute en términos abstractos que normalmente se empatan con los de la divinidad, pero tiene consecuencias muy prácticas. para Parménides el ser es estático: uno es lo que es; para Heráclico está siempre en constante cambio: uno es lo que deviene. para Parménides, la contradicción es imposible; para Heráclito es necesaria. (tengo la creencia -aunque seguro es algo que leí en tuíter- de que, en general, uno es heracliteano con uno mismo mientras que parmenideano con los demás: los demás son lo que son, yo soy un continuo en construcción.)
de nuevo, quizás me falte leer.
lo que quiero decir con todo esto es que para nuestra generación y las que vienen delante, esta visión no-contradictoria mezclada con la memoria inquebrantable del internet será un dolor de cabeza. en mis redes sociales, en este blog, en mi historial de búsqueda, en innumerables esquinas de esta vasta red de tubos y computadoras, existe un yo que ha declarado cosas, sostenido opiniones, defendido situaciones y rechazado muchas otras, algunas que quizás no declararía, no sostendría, no defendería ni rechazaría hoy. ese yo y mi yo actual coexistimos en el mismo universo y hay pruebas de su existencia simultánea.
¿bajo cuál de ellos seré juzgado? ¿se me concederá el derecho de cambiar?