no sé en qué piensa la suerte creadora una vez que te creó, pues estoy seguro que antes de crearte sólo pensaba en crearte a ti. yo estaba ciego antes de verte. y cada vez que dejo de verte hay algo en mí que se detiene hasta volver a verte: el mundo no rota o no traslada o no hace algo. sé que poco puede sorprenderte después de todo lo que he escrito, pero cada vez que te veo te encuentro más linda, como si no hubiera pasado un día o como si se hubiera acabado el tiempo y cada imperfección tapada con maquillaje, cada crónico y molesto ruido, cada ligero pero controlado ataque de celos, cada ansiedad porque aparezcas detrás de la pared, al otro lado de la ventana, de la línea, del deseo, cada pequeño encuentro entre tus ojos y los míos, cada oportunidad para enredarme para siempre, cada desplante y mirada perdida, cada comentario tomado a mal, cada pequeño defecto que la gente pudiera encontrar en ti es para mí un paraíso escondido, un oasis en medio de este mundo que tiene de todo menos de ti. y todo este tiempo en que no voy a verte pasará como un día o un siglo, no sé; mañana o en cien años te digo.