la intención de esta entrada no es corregir a las personas que dicen indistintamente Olimpiadas o Juegos Olímpicos, esa diferencia no me importa realmente y para el caso todos entendemos. no, quiero hablar un poco sobre los Juegos Olímpicos de verano, como los de Londres, y las Olimpiadas de la Ciencia, específicamente las de matemáticas.
ha habido varias notas que intentan, en estos tiempos de competencias deportivas que duran casi un mes, resaltar las otras olimpiadas, en las que México sí ha ganado medallas y lo hace en cada participación. es un momento idóneo para promocionar a los campeones en ciencias que tan poca atención reciben, colgándose de la fama y de las victorias de los deportistas y, a veces, tristemente, de sus fracasos. la delegación mexicana que acaba de regresar de su participación en la Olimpiada Internacional de Matemáticas recibió algo de atención: un par de notas en El Universal, fueron recibidos en Milenio y les hicieron un reportaje en Once Tv; creo que es atención récord para una delegación.
yo en lo particular quise aprovechar el momento para promocionar mi escuelita, con ganas de que los campeones recibieran algo más de atención y la Olimpiada Mexicana de Matemáticas tuviera algo más de difusión. jamás imaginé que la campaña hubiera resultado tan buena, pues los promocionales han recibido ya casi cien mil visitas.
hoy quiero tomar las cosas con algo de serenidad, en particular después de leer todos los comentarios que han dejado tantas personas en internet. sobre todo, quiero aclarar que aunque no son manzanas y manzanas, creo que sí son comparables.
(uno). la medalla de oro de Diego Roque en la Olimpiada Internacional de Matemáticas de este año, se le otorgó siendo uno de los mejores treinta participantes del evento -del mundo, si se quiere. la medalla de plata de Paola Espinosa y Alejandra Orozco las acredita como las segundas mejores del mundo en su disciplina. sin embargo, ¿se imaginan ver eliminatorias de clavados que inicien con más de quinientos participantes? los deportistas hacen un largo proceso selectivo donde ningún país o deportista tiene su lugar asegurado; en las Olimpiadas de la Ciencia, por ejemplo matemáticas, cada país que decida participar tiene asegurados seis lugares.
(dos). los Juegos Olímpicos de verano se celebran una vez cada cuatro años mientras que las Olimpiadas Internacionales de la Ciencia se celebran anualmente. a esto agregamos dos atenuantes: los deportistas pueden empezar a prepararse desde los siete años o antes -o después- pero los mateatletas empiezan tal vez a los doce, con suerte antes, casi siempre después; segundo: los atletas pueden retirarse de las competencias incluso pasados los trienta años; para los jóvenes de la ciencia les llega la última oportunidad normalmente a los dieciocho, con suerte a los veintitrés cuando concluyan la universidad.
(tres). es más que natural que los deportistas tengan más difusión, los resultados de un entrenamiento físico se pueden sentir al muy poco
tiempo y, sobre todo, cuando alguien sale a correr o a nadar o a hacer
gimnasia puede verse que está haciendo algo, es más difícil apreciar eso cuando se ve a alguien mirar fijamente una hoja por horas. ni para los entrenadores es entretenido ver a nuestros alumnos concursar. aunque podría hacerse un muy interesante y divertido reality show con las Olimpiadas de Matemáticas, el concurso no es material para televisión.
(cuatro). fuera de contexto, es difícil entender la finalidad de cualquiera de los concursos: podría parecer tan ocioso ver quién puede resolver mejor un problema que alguien se inventó que hacer una carrera rápida para encontrar quién llega más rápido de aquí a allá. sin embargo, es mucho más sencillo entender y comprender qué hace un deportista a qué hace un joven en una Olimpiada de la Ciencia. personalmente, sí creo que el desarrollo de un país está más íntimamente ligado con su potencial educativo, científico y tecnológico que con el deportivo; sin embargo, las verdaderas potencias tienen programas muy fuertes para competir en todas las disciplinas, deportivas, científicas y demás: Estados Unidos, Canadá, China, Corea del Sur, etcétera.
como niño, mi sueño era ser futbolista profesional, el problema es que resulté muy malo. desde antes de los seis años tengo la memoria de querer ser campeón del mundo en fútbol, pues recuerdo muy bien el Mundial de Fútbol de Estados Unidos noventa y cuatro. el sueño de ser campeón mundial de matemáticas me llegó a los diecisiete años y tuve sólo ese año para intentar alcanzarlo. me he dedicado casi de lleno a la Olimpiada de Matemáticas, pero no me pierdo los eventos deportivos. no comparto el rencor de muchos comentadores ni la diferencia entre cuáles logros sí vale la pena destacar y cuáles no, o de si es la culpa de las televisoras o no, o de si unos son campeones y los otros un fracaso, de si unos sirven y los otros no; esas discusiones no tienen fin ni sentido. deberíamos estar orgullosos de todos, y un gobierno debería invertir en la juventud por igual: mente sana en cuerpo sano, cuerpo sano para mente sana.
