mi postura sobre lo que pasó el primero de diciembre durante la toma de protesta de Enrique Peña Nieto tanto en las afueras de San Lázaro como en el camino al Zócalo, en Bellas Artes o afuera de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara es, como muchas otras, tibia. por tanto, quisiera reducirla a una mera crónica fotográfica. en general, no tengo opinión seria porque estaba seguro que esto pasaría y que pasaría así; tenía que pasar así.
algunas de las fotos que aparecen aquí son imágenes muy fuertes.
¿hubo grupos de choque, provocadores, vándalos e infiltrados? sí. ¿hubo uso desmedido de la fuerza y detenciones arbitrarias? sí. ¿hubo protesta pacífica y simbólica? sí. es necesario quitarnos de la cabeza la idea de que Nada justifica la violencia, o que La violencia no es la solución. puede que no sea la solución, pero es posible que sí sea el camino; reducir toda la protesta violenta a actos vandálicos de infiltrados es deslegitimar la violencia como factor de cambio: celebramos la violencia como cambio en Egipto, en Siria, en España pero cuando llega a México la llamamos "vandalismo". sí, mucha de ella fue causada por grupos de choque llevados para desprestigiar movimientos pacíficos pero no toda: hay gente sinceramente encabronada para quienes el discurso pacifista y tibio de los #YoSoy132 o de Andrés Manuel -quien, creo, tiene menos seguidores ahora que nunca antes- ha sido rebasado.
en Guadalajara, detuvieron veintiséis miembros del movimiento estudiantil, pidieron ciento treinta y cinco mil pesos de fianza por todos -ochenta y cinco por daños; ya todos fueron liberados. en el Distrito Federal, las listas de detenidos varían entre los sesenta y los ochenta o cien; la situación de Carlos Valdivia es incierta -hay quienes confirmaban su deceso desde el mismo sábado, otros dicen que está vivo pero en situación delicada; Polo Uriel -en realidad hay dos Polo y es el otro- perdió el ojo por los proyectiles lanzados. no se reportan bajas en los cuerpos policiacos ni mayores lesiones entre los protestantes -sí corrió mucha sangre pero no fatal. hubo periodistas cubriendo lo más que pudieron -destaco a Julio Hernández de el Astillero quien iba a pie tuiteando imágenes desde su iPhone- y se reportan ataques o lesiones a más de diecinueve periodistas. hubo bombas molotov y distintos proyectiles -cuetes, llantas incendiadas, piedras- que lanzaron los de la protesta, en clara desventaja de equipo. hubo destrucción de vidrios en una sucursal de Banamex, en el Hilton de Reforma, en un Starbucks, en parabuses, gasolineras y casetas telefónicas: pintas de ¡Viva San Marx! o citas de John Smith.
