domingo, 25 de agosto de 2013

domingo de historia familiar

la familia de mi ex novia contaba con frecuencia la historia de algún lejano pariente suyo que tuvo un papel fundamenal en la historia de la Revolución Mexicana: resulta que el señor era secretario de don Porfirio -o de Madero, no estoy seguro- y estaba encargado de llevar en su portafolios un importantísimo documento de parte de don Porfirio a Madero que hubiera evitado la sangrienta guerra civil pues contenía la renuncia del presidente y dictador a favor del revolucionario de la barba de candado. sin embargo, algo sucedió en el viaje de tren que no permitió que el documento cumpliera su destino; según recuerdo, el pariente se quedó dormido. 
aunque siempre tuve mis muy sinceras dudas del valor historiográfico de la anécdota y su verificabilidad histórica, podía ver con claridad cómo un familiar en cualquier grado hubiera podido perderse su cita con el destino por cualquier razón trivial: me lo imagino abandonando el valioso maletín en su asiento para ir con el maquinista a decirle que está maquineando mal, lo veo interrumpiendo la lectura de algún pasajero para explicarle y convencerlo de que su sistema de creencias es erróneo o entrometiéndose en la partida de ajedrez de un grupo de pasajeros dos vagones más allá al grado de terminar monopolizando el juego y quizás perder una o dos figuras.
pese a todo, contaban la anécdota con cierto orgullo y vanidad de la manera tan usual que tienen de insultarte al intentar ofrecer disculpas así como decían que uno de sus hijos no fue campeón internacional nada más porque se pasó la noche anterior viendo un interesantísimo documental en televisión japonesa o de cómo podían terminar el proyecto final completo una noche antes de la entrega y aún así pasar con una calificación decente.

no hay alguna historia así en mi familia, no que la conozca. alguna vez, mi padre me llevó a casa de mis tías abuelas para que me enseñaran un documento que me inspiraría a escribir una historia. se trataba de una constancia del supremo gobierno en la que mi bisabuelo aseguraba que el mismísimo Pancho Villa le había robado doce vacas lecheras de primera -una de ellas preñada- y cinco o seis gallinas de su rancho afuera de Bledos y cuentan de un antiguo y afamado mezcal que llevaba el apellido familiar en San Felipe. en alguna reunión familiar, tíos de distinto grado discutían sobre cómo Benito Juárez no vendió México porque no encontró quién se lo comprara antes de discutir sobre la inminente caída de la zona euro; sus discusiones los acercaban al origen gallego del apellido sólo tres generaciones encima de la mía, pero no parece haber alguien de relevancia histórica en la familia. mi abuelo cuenta anécdotas de su infancia en Zacatecas que siempre me han tenido entretenido, pero no satisfacen mi curiosidad.
la otra rama del árbol genealógico no ofrecía alivio a mi búsqueda: mi abuela tiene raíces en Comitán de las Flores y nunca nos ha dicho demasiado; basta con decir que nos consideramos afortunados de poder afirmar que no hay parentesco con la ahora ex lideresa del Sindicato de Maestros. mi abuelo nació en una pequeña comunidad no muy lejos de Tequila y elevamos su importancia en el recuerdo llamándolo fundador de las Fábricas de Francia, pero no estoy seguro que sea cierto. mis tías llegaron a decirme que habían leído en algún lugar en internet que mi abuelo había conocido a Borges en Argentina y buscó Comala al lado de Rulfo; la anécdota fue invención mía y el lugar donde lo leyeron es el mismo donde leen esto ahora.
un tiempo me esforcé en buscar parentesco con cierto conductor de noticias o con cierto afamado ensayista, teórico literario y estudioso de la lengua pero fue una empresa imposible, por suerte. entendí que no debía centrarme en un personaje famoso o infame y encontrar el eslabón perdido; tenía que aclarar el arbusto genealógico y seguramente entre ellos aparecería alguien que aparezca también en algún libro o documento que no haya escrito yo.
hasta ahora, la búsqueda no ha arrojado mucho al menos en parte, estoy seguro, porque nunca tuve mucho respeto por mi profesor de Metodología de la Investigación. he visitado los archivos de San Felipe y San Luis y siempre termino dedicando todo mi tiempo a caminar entre los archiveros y de vez en cuando preguntar a los encargados; he entrevistado a los mayores entre la familia pero nunca llego muy lejos entre apodos y parentescos, relaciones en distinto grado, quién se hizo doctor y quién ya no viene de visita.
en los momentos de mayor ilusión, sueño despierto con el destino manifiesto de ser yo el referente familiar, más grande que Palinuro de México, las ciudades terminarían por llevar mi nombre: San Luis de Saurio, Córdoba de Flores, Guanajuato del eterno tesista.

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