yo no sé cómo sea para la gente normal pero no me es nada sencillo olvidar. cierto: a veces no recuerdo con facilidad pero hay cosas que se mantienen fijas en mi memoria y recuerdo cada tanto tiempo; supongo que es una característica muy obsesiva. quisiera aclarar que tengo en mente situaciones donde dije o hice algo equivocado, cuando pensé en las palabras perfectas hasta dos o tres días después, en la regadera, cuando mi falta de juicio o criterio afectó a otros de una manera que, al menos, pudo haber sido evitada. me imagino que a todos les pasa: ya sé exactamente lo que debí haber dicho como delegado de Israel en ese modelo de las Naciones Unidas, sé que debí haber previsto los horarios de trenes de París a Compiègne durante fin de semana, reconozco mi comportamiento pasivo-agresivo durante mis relaciones anteriores, creo que no debería tomar la carretera libre de Rioverde a San Luis durante la noche, debí haber reconocido que fueron demasiados "Pero nunca en casa ajena" antes de pasarme, creo que hoy sí tengo el valor para sacarte a bailar.
ésta no sera una entrada de esas.
dado que he pasado toda mi vida adulta ligado a la Olimpiada de Matemáticas, es natural que algunas de estas cosas que rondan mi memoria tengan que ver con ella: de los pequeños accidentes que me evitaron ir a los últimos entrenamientos, recuerdo la noche en que abrí mi correo para leer que no iría al Nacional, salto a la tarde en que me explicaron que se debió, principalmente, a que había faltado a los últimos entrenamientos; recuerdo el nudo en el estómago cuando descubrí que había inscrito en desorden a los participantes, la primera vez que asistí como delegado; incluso lo más reciente, quizás debí haber tenido más criterio como para andar tuiteando mis predicciones personales siendo coordinador. en realidad, aunque hablaré de mí, no quiero hablar de mí. quiero hablar de lo delicado que me parece esto, de lo fácil que puede ser cambiar las cosas.
tengo cuatro que vienen a la mente.
primero. siempre que un alumno que destaca en los entrenamientos, que ves resolver problemas por su cuenta, que puede explicar bien, que hace buenos exámenes de práctica y trabaja bien, siempre que uno de ellos queda fuera, siento que la culpa es del examen o, de manera más general, de la evaluación. cada vez estoy más convencido que el puro examen no es el mejor indicador pero dentro del concurso me cuesta hacer otra cosa. ese fue el caso hace muchos años, cuando una niña que veíamos con enormes posibilidades quedó fuera. ese mismo año decidimos cambiar las reglas para que más gente pudiera avanzar en la eliminatoria de mitad de verano pero el cambio aplicaría hasta el siguiente año, cuando ya no participaría. hoy lo seguimos haciendo: que los alumnos tengan más oportunidades para prepararse y competir a un nivel más parejo. por supuesto, las primeras etapas siguen siendo sumamente disparejas.
segundo. todavía hoy creo que la ONMAPS es un concurso en un sentido distinto en que la OMM es un concurso. mi idea ha ido cambiando poco a poco -sobre todo ahora que es un boleto para la IMC- pero, en general, considero que el trabajo en la ONMAPS debe ser más que nada formativo y no tanto centrado en el concurso. creo que con eso en mente, inscribí a una categoría mayor a un alumno que había destacado el año pasado en su propia categoría, pensando que le iría bien medir el nivel de los más grandes porque lo creía capaz. creo que fue una tremenda estupidez. es fácil para mí decir que aprendí la lección pero mi intención sirvió para poco: el chico volvió menos motivado al siguiente año y no regresó uno después.
tercero. a veces parece casi imposible decidirse entre competidores. por un afán de reconocer el trabajo, por ampliar los criterios, por ofrecer empate técnico, porque de verdad son de un nivel mucho muy similar. así pasó una vez que decidimos romper el empate con el Regional. el que llevaba la ventaja cometió un error medio simple y le costó perder por un par de puntos; no consideramos nada de lo anterior y decidimos que iría quien obtuvo más puntos en el Regional. desde entonces, tenemos un acumulado de varios exámenes, porcentajes, sumas y tareas para poder tomar una mejor decisión, acorde a la visión de proceso formativo. de nuevo, suena fácil, pero el chico no quiso volver el siguiente año.
cuarto. ninguna de las anteriores es exactamente un error: son malas decisiones, juicios equivocados. error fue inscribir en otro orden a los participantes, por ejemplo. aunque ahora tenemos un acumulado, a veces ni siquiera así es posible hacer diferencias: personas que se han entrenado juntas por años y crecen más o menos al mismo ritmo. cuando tuvimos que tomar una decisión final, estábamos seguros de estar seguros. al día siguiente, descubrimos que había una hoja perdida que ahora podía ver y eso cambiaba todo. no queríamos eliminar a ninguna y, sin querer, terminamos eliminándolas a ambas; a una de ellas, de la peor manera posible: diciéndole que siempre no. decimos que es consecuencia de ser un equipo tan pequeño a ratos, que de haber habido más gente y más tiempo, no hubiera pasado. lo cierto es que nunca había pasado y no creo que vuelva a pasar, pero el daño está hecho. ya pensamos en invitar a los chavos a una mini-coordinación después de cada examen, a tenerlos más cerca durante la calificación. nada de eso les ahorra la pena, la decepción.
aunque cada uno de los errores ha traído cosas buenas para la Olimpiada, ha sido desastroso para cada uno de los participantes. me apena cometer los errores con los más pequeños, en la Olimpiada para Primaria y Secundaria. cuando las cosas resultan así a veces no sé si la malintención sería del todo peor que la falla inocente. no tengo el corazón para dirigir un concurso, supongo. los primeros dos ya terminaron su vida como olímpicos y me parece que es bastante feliz y exitosa; incluso, el segundo volvió un año más aunque se fue sin decir mucho. el tercero parece volver con más ánimos que nunca y eso me da mucho gusto; las cuartas son las más jóvenes de todas, brillantes y trabajadoras, con energía y buen humor y muchos años por delante.
estas cosas pasan, supongo.