he estado reflexionando mucho porque así soy yo y porque el camino desde Mazatlán hasta San Luis es bastante largo. he estado pensando en que hay algunas cosas de la ONMAPS que no entiendo y otras que más bien quisiera proponer que cambiáramos.
primero, no entiendo por qué no puede funcionar bien. cierto, cada vez funciona mejor pero sigue teniendo sus detalles que son inaceptables. por poner un ejemplo: el examen volvió a empezar tarde, ambos días. el primer día, cuando llegamos los evaluadores a la hora citada de ocho quince, nuestro salón estaba vacío y a oscuras; el inmobiliario no llegó sino hasta después de las nueve quince y empezamos pasadas las nueve y media. todo ese tiempo es tiempo que los chavos pasan sentados, desesperándose. el segundo día el retraso fue menor pero existió.
aunque nos pidieron unas memorias USB para pasarnos los exámenes de nuestros chavos, esto no fue así. cuando me regresaron el aparato me dijeron que "no habían tenido tiempo" y pregunté si al menos nos iban a dar copias, que recibió una mirada de muerte. no sólo no entiendo por qué no hubo tiempo siquiera de fotocopiar -que es algo que toma un par de horas-, no me queda claro por qué no nos regresan los originales, ¿para qué los quieren ellos? ¿sus ponencias del próximo Congreso valen más que trabajar sobre la transparencia de los resultados? no contesten.
parece que no pueden predecir adecuadamente la cantidad de evaluadores necesarios. sigue siendo más importante la justa representatividad del jurado que sus credenciales en experiencia y capacidad, cosa que, aunque entiendo de dónde viene, me sigue pareciendo poco práctica y adecuada: el concurso nacional no es el lugar donde la gente va a aprender a evaluar un examen de estos.
por último, los grandes oradores de las ceremonias de inauguración y premiación no creo que hayan entendido la máxima aquella de conocer a tu público: la atención no se dispersa porque se conozcan los resultados, se dispersa porque el discurso lleva resistiéndose a terminar lo que parecen veinte minutos.
sin embargo, este año mi atención está puesta sobre el examen. bajo la imperante necesidad de tener exactamente cuatro primeros lugares por categoría -definitivamente no más porque los premios están contados- y ante la participación de los ocho alumnos que irán a la IMC en la misma categoría, se diseñó un examen complicado para la cuarta categoría. ¿el problema? dos terceras de ese examen también lo resuelven los de segundo de secundaria y una tercera parte también los de primero. es mi idea, además, que la dificultad se buscó elevando la complejidad de las cuentas necesarias y no de las ideas, haciendo que los problemas requirieran más tiempo y no más creatividad.
todavía más: el séptimo problema -primero del segundo día para alumnos de primaria- era tan sencillo que (a) es injusto que valga los mismos siete puntos que los demás y, (b) obligó a un criterio que quitaba de cuatro a seis puntos en caso de que no se entendiera adecuadamente. es otro de esos problemas en que no entiendo la necesidad de plantearlos en términos de la realidad contextual inmediata -el restaurante del hotel y sus platillos- en lugar de en términos lo más claros posibles -digamos, pelotas de colores-.
de aquí es que planteo lo siguiente: ¿por qué en la ONMAPS se aceptó que el modelo IMO es el más adecuado para evaluar el talento matemático? sobre todo un concurso que supuestamente sigue los contenidos del programa escolar y donde hay una corriente tan numerosa que defiende la exactitud de los cálculos y las respuestas, a lo mejor sería valdría la pena tener al menos dos problemas de menor puntaje que se enfoquen completamente en las habilidades para realizar operaciones sin errores. no sólo quisiera hablar de exámenes mucho más disjuntos -que primero y tercero, segundo y primaria no tengan intersección- además, ¿por qué no pensar en cinco, seis problemas cada día? hablo de un par de problemas que valgan dos puntos donde la respuesta correcta valga uno y la justificación completa valga otro. me queda claro que eso dificultaría la evaluación pero estoy seguro que se le puede sacar la vuelta; si se están preparando para la IMC, ¿por qué no imitar el modelo de examen?
en general, mucho ha cambiado en la ONMAPS en los seis años que he participado con alguna delegación. pero, no sé... a lo mejor hace falta preguntarnos más cosas, tratar de construir una filosofía unificada alrededor del concurso y su parte formativa, crear un criterio unificado para la evaluación, en general hacer más cosas que deberíamos hacer pensando que todos ahí somos maestros de matemáticas: más cursos, más preparación docente, más material para adentro del aula, más pláticas para todos, más trabajo con el estado sede, más un proyecto de intervención académica y quizás poquito menos un concurso de dos días.